Washington, 7 ene (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emprende mañana, domingo, su primer viaje a México donde se reunirá con sus homólogos mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y canadiense, Justin Trudeau, en una cumbre en la que la crisis migratoria y el narcotráfico tendrán especial protagonismo.
Y es que el cónclave tiene lugar pocos días después de que Biden presentara un nuevo plan que prevé regresar a México a migrantes irregulares de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití, y de que las autoridades mexicanas capturaran al narcotraficante Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, buscado por Estados Unidos.
Antes de aterrizar a la capital mexicana, Biden hará una parada el domingo en El Paso (Texas) en su primera visita como presidente a la frontera con México, una región que ha estado evitando durante dos años frente las críticas de la oposición republicana.
El lunes se verá en Ciudad de México con López Obrador y el martes se unirá a la conversación el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con la celebración de la Cumbre de Líderes de Norteamérica, conocida como “Los Tres Amigos”.
Este es el primer viaje de Biden a Latinoamérica desde que asumió el cargo hace dos años. El último presidente estadounidense que visitó México fue Barack Obama en 2014.
Sobre la mesa de los Tres Amigos, que se vieron las caras por última vez en Washington en 2021, hay una gran variedad de temas, como la inmigración, el narcotráfico, el comercio y la crisis climática.
EL PLAN MIGRATORIO, EN EL CENTRO
Pero para la Casa Blanca el asunto prioritario es el de la crisis migratoria a la frontera, que vive llegadas récord de migrantes del continente que intentan entrar a Estados Unidos.
El nuevo plan presentado por Biden el jueves y aplaudido por el Gobierno mexicano contempla entregar 30.000 permisos humanitarios mensuales para migrantes venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos que tengan a un patrocinador que les pague la estancia en Estados Unidos.
Por contra, aquellos que crucen la frontera sin permiso serán devueltos inmediatamente a México y se les vetará la entrada al país durante cinco años.
Según Biden, el Gobierno de López Obrador ha accedido a aceptar el retorno cada mes de 30.000 personas de estas cuatro nacionalidades.
El portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, dijo en una rueda de prensa previa al viaje que ese es “un ejemplo de la estrecha cooperación sobre migración” entre Estados Unidos y México.
Los migrantes serán expulsados en virtud del Título 42, una polémica política sanitaria instaurada por el expresidente republicano Donald Trump (20117-2021) y que sigue vigente por orden del Tribunal Supremo.
LA CAPTURA DEL HIJO DEL CHAPO
Otro asunto que preocupa mucho a la Casa Blanca es el narcotráfico, especialmente de fentanilo, una sustancia que está detrás de buena parte de las muertes por sobredosis en Estados Unidos.
La agencia antidrogas de ese país (DEA) incautó durante 2022 suficiente fentanilo como para “matar a toda la población” estadounidense.
México quiere demostrar que llega a la reunión con los deberes hechos tras haber capturado el jueves a Octavio Guzmán, a quien Washington quiere extraditar.
Guzmán ya fue capturado en 2019, pero López Obrador se vio entonces obligado a liberarlo horas después por la violencia con la que respondió el cártel de Sinaloa a su arresto.
“El señor Guzmán es un traficante clave de fentanilo. Este es un triunfo significativo de las autoridades mexicanas y se lo agradecemos mucho”, dijo Kirby,
A cambio, el Gobierno mexicano pedirá a Biden más esfuerzos para frenar el tráfico de armas estadounidenses a México, utilizadas en los miles de homicidios que sufre cada año el país latinoamericano.
CANADÁ, ECONOMÍA Y DISPUTAS COMERCIALES
La agenda que lleva Canadá a la cumbre tiene un contenido mucho más económico e incluye potenciar la fabricación de vehículos eléctricos como parte del acuerdo de libre comercio entre las tres naciones (T-MEC).
Sin embargo, este acuerdo ratificado en 2021 ha dejado ya 17 disputas comerciales, algunas de ellas bastante sonadas.
Estados Unidos y Canadá se unieron para abrir una ronda de consultas para determinar si la política energética de México es discriminatoria con las empresas estadounidenses y canadienses.
Por su parte, México y Canadá están a la espera de que un panel de arbitraje falle si Estados Unidos ha vulnerado la regla que impone que un 75 % de los componentes de los vehículos sean de América del Norte.
En la cumbre también podría dirimirse algún tipo de acuerdo sobre el intento de López Obrador de prohibir la importación de maíz transgénico estadounidense para consumo humano.