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Estocolmo, 2 sep (EFE).- Las mujeres representan apenas el 17 % del sector del agua a nivel mundial, pese a que tienen una “enorme conexión” con la gestión hídrica: en muchos países son ellas quienes van a por agua y quienes se encargan de tareas que dependen de este recurso.
Así lo explica a EFE la investigadora holandesa Mariet Verhoef-Cohen, presidenta de la iniciativa Women for Water Partnership (WWP), quien recalca que “es importante escuchar a las mujeres” e involucrarlas en la toma de decisiones sobre la gestión del agua para combatir la crisis hídrica
Verhoef-Cohen, que ha viajado a Estocolmo para asistir a la Semana Mundial del Agua -el encuentro internacional que esta semana acoge la capital sueca para debatir sobre cómo atajar los retos del agua-, sostiene que, aunque se ha avanzado, los estereotipos vinculados al género siguen frenando la inclusión de las mujeres en el sector hídrico.
Esta experta defiende formar a las mujeres no solo en puestos administrativos de empresas hídricas sino también en trabajos técnicos como fontaneros, oficios aún muy masculinizados, y arguye que así se podrá lograr un mayor acceso generalizado.
Hay países en los que, por ejemplo, las normas culturales no permiten a los hombres entrar en hogares ajenos si no hay ningún hombre presente, explica, y como son las mujeres quienes están en casa la mayor parte del tiempo, Verhoef-Cohen asegura que esto impide resolver problemas de agua en muchas familias.
Pero las mujeres siempre pueden entrar en casas ajenas haya o no hombres presentes, dice, y plantea por tanto: “Si hay un problema de fontanería, ¿por qué no se envía a las mujeres?”.
Según los estudios que ha llevado a cabo su organización, los estereotipos de género hacen que ellas no sean valoradas igual que los hombres para las profesiones vinculadas al agua y, cuando se las acepta, quedan relegadas a trabajos de oficina, en los que además se mantienen, de media, menos años que ellos.
Precisamente cuando las mujeres son quienes se encargan, sobre todo en el Sur Global, de gestionar el agua -de traerla, lavar, cocinar, y en muchos casos también de mantener los cultivos-, “no es correcto que los hombres digan lo que necesitamos en el sector del agua, mientras que las mujeres son muy capaces de hacerlo”, indica.
La Semana Mundial del Agua exige a los participantes un “estándar dorado”: para organizar una mesa de debate en el evento, al menos el 40 % de los ponentes deberán ser mujeres, y, como mínimo, uno de ellos tiene que ser menor de 35 años.
Da la impresión, así, de que en el sector cerca de la mitad de las personas especializadas o en altos cargos de empresas del agua son mujeres y, sin embargo, ellas siguen comportando menos del 20 % del sector.
Verhoef-Cohen aboga por la fórmula 40-40, que propone que, por ejemplo, los miembros de un consejo de administración se compongan de al menos un 40 % de mujeres, que un 40 % sean hombres, y que así en el 20 % restante el género resulte indiferente.
“La investigación que hemos realizado muestra el éxito de las organizaciones donde las mujeres están en la mesa de decisiones: donde ellas están en la junta, y están involucradas, los resultados son mucho mejores”, alega.
Verhoef-Cohen comenta, por ejemplo, un proyecto liderado en Bolivia por mujeres, algunas de ellas indígenas, que se acabó exportando y que según esta experta puso de manifiesto que “las mujeres tenían experiencia, que sabían sobre agua” y que, en el caso de las mujeres indígenas, ellas sabían incluso más pues “han hecho esto durante siglos”.
Por Marta Montojo
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