Ciudad de Panamá, 30 mar (EFE).- Unicef alertó este jueves de que más de 9.700 niños, niñas y adolescentes atravesaron en enero y febrero de 2023 la selva del Darién, frontera natural entre Panamá y Colombia, un número récord siete veces superior a los registrados en el mismo periodo del año anterior.
Esta cifra, de acuerdo con Unicef, “es la más alta que se ha registrado en un periodo de dos meses desde que se llevan estos registros”, y señala que en el mismo periodo del año anterior menos de 1.400 fueron contabilizados por las autoridades panameñas.
Además Unicef advirtió de que el número de menores no acompañados o separados continúa creciendo, y, tomando como base los dos primeros meses de 2023, estima que “un promedio de 5 niños por día llegan solos a Panamá o al menos 200 en lo corrido del año”, mientras que en 2022 en el mismo periodo registró “menos de 40”
El organismo de Naciones Unidas considera que los niños y niñas separados o no acompañados son “particularmente vulnerables a la violencia, el abuso y la explotación”.
Garry Conille, director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, aseguró que sus “equipos en el terreno nunca han visto tal cantidad de niños y niñas cruzando la selva de Panamá solos o con sus padres”.
“Si se mantienen las tendencias actuales, la cantidad de niños, niñas y adolescentes migrantes que cruzan a través de Panamá este año, rebasará por mucho el total registrado el año pasado”, alertó Conille, y destacó además que Unicef “está aumentando la asistencia humanitaria en apoyo a la respuesta del gobierno de Panamá” a esta crisis migratoria.
Sin embargo, Conille afirmó que “asegurar los servicios básicos como agua potable, salud materno infantil y los servicios de protección para todos los niños y niñas, incluidos aquellos de las comunidades de acogida, se hace más complicado, semana tras semana”.
“Mientras estos números continúen al alza, los gobiernos de los países de origen, tránsito y destino; organizaciones de la sociedad civil; y organizaciones internacionales, necesitamos trabajar juntos para asegurar que los derechos de todos y cada uno de los niños son protegidos a lo largo de la ruta”, manifestó Conille.
El año pasado, Panamá vivió una crisis migratoria inédita al cruzar 248.284 migrantes irregulares por esa peligrosa selva y de esa cifra inédita, el 16 % (unos 40.000) eran menores de edad, dijo a EFE en febrero pasado la especialista de protección en emergencias de Unicef Diana Romero.
FLUJO FUERTE DE NIÑOS HAITIANOS
El flujo más intenso en las últimas semanas ha sido de familias haitianas con niños nacidos en Brasil o en Chile, que llegan a varias comunidades de acogida en Darién, para después seguir el tránsito hacia las estaciones temporales de recepción migratoria, donde Unicef trabaja desde 2019, dijo este jueves a EFE Margarita Sánchez, oficial de protección infantil en emergencia de Unicef destacada en la zona.
“Llegan con muchos miedos (por lo que han visto en la selva) y con un apego muy fuerte a sus papás (…) no quieren dejarlos ir, y manifiestan mucha tristeza y cansancio de haber caminado tanto, pero más (tristeza) por haber dejado atrás a amiguitos en los países donde vivían y por no haber estudiado desde hace mucho tiempo”, relató Sánchez.
También llegan con afectaciones como vómitos, diarreas “porque les ha tocado tomar agua de fuentes que no son seguras”.
Por otro lado, destacó Sánchez, están los niños y niñas separados y adolescentes no acompañados, los primeros que “son separados en la selva por necesidad de sobrevivencia y entregados a otras personas que puedan traerlos a las comunidades (de acogida) más rápido y de forma más segura”, donde, indicó, las autoridades panameñas le dan protección y de ahí eventualmente son reunificados con su familia.
A su vez, agregó, están los adolescentes que viajan solos desde sus países y que mayormente son ecuatorianos, venezolanos, y de otros países como Angola, Somalia y Bangladesh, los cuales también llegan “con mucha incertidumbre y necesidad de información” sobre el punto en el que están.
“Esta es la situación de los niños y de las familias cuando llegan, muchos con el anhelo de poder continuar su tránsito para luego llegar a un lugar más seguro”, apuntó Sánchez.
Unicef ha hecho un llamado a los gobiernos y a los donantes y socios “para proveer fondos flexibles adicionales para responder ágilmente a las necesidades” de estos menores.