Los Ángeles (EE.UU.), 4 ene (EFE).- El estado de California continúa en alerta por la llegada de un ciclón bomba provocado por un río atmosférico que podría generar importantes derrumbes, inundaciones y fuertes ventarrones durante los próximos dos días.
El Centro de Predicción Meteorológica del NWS anunció en redes sociales que “las condiciones se deteriorarán” en el estado con “fuertes precipitaciones y vientos racheados”.
También informó que se esperan inundaciones en las zonas más bajas con lluvias de una pulgada (2.54 centímetros) por hora, deslaves de rocas, caída de árboles, condiciones peligrosas en las carreteras en el área de las montañas y posibles cortes de electricidad.
La gravedad de las precipitaciones previstas para el jueves y viernes se debe a que las lluvias que impactaron al estado durante el fin de semana dejaron gran parte del suelo saturado, lo que genera que la tierra sea más susceptible a inundaciones, según informó a Los Ángeles Times un especialista en clima de la UCLA.
A medida que las fuertes lluvias y las rachas de viento se desplacen a la costa, las zonas en las que se prevé mayor amenaza son el norte de California y la Bahía de San Francisco.
La tormenta de California está siendo provocada por un fuerte “río atmosférico”, una alargada banda en la atmósfera que puede transportar grandes flujos de humedad concentrada en la atmósfera, que tras fortalecerse se convirtió en un ciclón bomba este miércoles.
Entre los desastres que ha dejado este hecho, se encuentran inundaciones, rotura de diques, el cierre de las principales autopistas y la evacuación de miles de personas de sus hogares.
Expertos también han señalado que las inundaciones que se esperan para estos días no terminarán con la sequía histórica que aqueja al estado.
Y que, en parte, las condiciones de sequía y los incendios forestales que ha sufrido el territorio de California, han generado un debilitamiento considerable del suelo volviéndolo más propenso a los deslaves y aumento de caudales de los arroyos.
La alerta ha llegado una semana después de que la tormenta invernal Elliot dejara más de 50 muertos por el frío y los accidentes, además de 1,7 millones de hogares sin luz, con la ciudad de Búfalo (noroeste del estado de Nueva York) como la más afectada.