Washington, 10 oct (EFE).- El expresidente estadounidense Donald Trump y sus más acérrimos aliados han sembrado durante años dudas sobre el proceso electoral y han preparado el terreno para no aceptar una derrota en las elecciones del 5 de noviembre. Una retórica que genera gran incertidumbre en unos comicios muy apretados.
El exmandatario republicano (2017-2021) sigue sin admitir que en 2020 perdió contra el demócrata Joe Biden y ha alentado falsedades como que los inmigrantes ilegales pueden votar, mientras que fieles como el magnate Elon Musk ha alertado sin pruebas que los demócratas “quieren acabar con el derecho al voto”.
La negativa de Trump a aceptar el resultado en 2020 le valió dos imputaciones en Georgia y en Washington DC por intentar revertir su derrota y acabó derivando en el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, día en que una turba de sus seguidores pretendió evitar que se certificara el triunfo de su rival.
Cuatro años después su argumentación no ha cambiado: “Todo lo que quiero es una elección justa”, dijo recientemente a la prensa, alegando que los demócratas hacen trampa y dejando claro que si el sistema no es honesto “hay que luchar por los derechos del país”.
Su equipo defiende esa misma línea. “Los republicanos, como deberían quererlo todos los estadounidenses, queremos unas elecciones transparentes por encima de cualquier duda y que reflejen la voluntad de los votantes. Si unas elecciones así se dan, no tendremos ningún inconveniente en reconocer el resultado”, cuenta a EFE Jaime Florez, portavoz de la campaña conservadora.
Para Jackson Barlow, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Juniata College, de Pensilvania, este discurso “está diseñado para minar la confianza” en el desenlace electoral.
“Incluso si es evidente y el Partido Republicano lo acepta, socavará la confianza en el sistema. El daño ya estará hecho y la desconfianza continuará en el futuro”, explica a EFE el experto, anticipando que en caso de haber protestas probablemente no llegarán a la escala del anterior 6 de enero, pero sí pueden hacer que el proceso sea “complicado”.
Los demócratas critican que Trump y sus aliados hayan estado este tiempo “conspirando para sembrar desconfianza” en las elecciones y “poder quejarse cuando pierdan”, pero dicen estar preparados para cualquier eventualidad.
“El equipo Harris-Walz entra en la recta final con una sólida operación de protección de votantes y elecciones y los mejores abogados del país, listos para cualquier desafío que nos presenten los republicanos. Le daremos a los estadounidenses las elecciones libres y justas que merecen”, señala a EFE la presidenta de la campaña de Harris, Jen O’Malley Dillon.
De momento la vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata, Kamala Harris, se mantiene en cabeza en intenciones de voto, según la media de sondeos elaborada por la web FiveThirtyEight.
Adelanta a Trump por 2,5 puntos porcentuales a nivel federal, pero en algunos estados clave que podrían inclinar la balanza, como Pensilvania y Wisconsin, esa diferencia se reduce a 0,8 puntos y en otros como Arizona y Georgia el aspirante conservador está al frente con 1,4 y 1,1 puntos de margen, respectivamente.
Mark Smith, experto constitucionalista de la Universidad de Cedarville, cree que la campaña de Trump sólo aceptará los resultados si gana o pierde de forma decisiva. “Teniendo en cuenta las acciones de 2020, no tiene un estándar razonable de lo que es justo o legal”, señala.
Violencia o disturbios como los que rodearon el recuento precedente, según explica, parecen probables.
El 6 de enero de 2021 resultaron heridos unos 140 agentes cuando unas 10.000 personas, la mayoría seguidores de Trump, se manifestaron frente al Capitolio y cerca de 800 irrumpieron en el edificio con la intención de frenar la ratificación de la victoria de Biden. En total se considera que hubo cinco muertos relacionados con ese ataque.
Grant Reeher, director del Instituto Campbell de Asuntos Públicos y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Siracusa, estima que la actitud de Trump tras los comicios será decisiva.
“Mucho dependerá de sus reacciones y de lo que diga. Si vuelve a perder tiene la oportunidad de reparar al menos parte del daño que le hizo a su legado el 6 de enero de 2021, y espero que su familia y asesores más cercanos se lo recuerden. Pero también podría haber violencia si gana. La izquierda en EE.UU. ya ha demostrado su capacidad de violencia en protestas en algunas ciudades”, dice.
El propio Biden dudó este mes que las elecciones vayan a ser tranquilas. “Tengo confianza en que (el proceso) será libre y justo, pero no sé si será pacífico”, advirtió en una aparición sorpresa en la sala de prensa de la Casa Blanca.