Nueva York, 25 ene (EFE).- El expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) subió al estrado este jueves para testificar brevemente en su juicio por difamación contra la escritora E. Jean Carroll, desde donde volvió a negar la acusación de agresión sexual de Carroll y dijo que nunca ordenó a nadie que lastimara a la escritora con sus declaraciones.
Antes de que el favorito para la nominación presidencial republicana de 2024 fuera llamado al estrado, el juez Lewis Kaplan apalabró con su abogada, Alina Habba, las preguntas que se le harían al magnate.
En este juicio Trump responde a las acusaciones de difamar a la escritora cuando aseguró, en 2019, que no conocía a la escritora, y que su confesión -hecha ese mismo año- de que el expresidente había abusado sexualmente de ella en la década de los noventa era falsa.
Hoy Trump tenía prohibido hacer mención a un juicio anterior en el que, el pasado mayo, un jurado condenó le condeno por abuso sexual, difamación a la escritora y a pagar un monto de 5 millones de dólares.
Es decir, Trump no podía decir directamente ante el jurado lo que ya ha dicho en muchas otras ocasiones: que no agredió sexualmente a Carroll, que no la conocía o que ella mintió sobre la acusación de violación.
Pero su abogada sí pudo preguntar si seguía sosteniendo el testimonio que dio en octubre de 2022 -declaraciones que pudo ver el jurado en un vídeo- y Trump respondió muy serio: “Cien por ciento sí”.
La última pregunta de la abogada del expresidente Donald Trump fue: “¿Alguna vez pidió a alguien que lastimara a la Sra. Carroll en sus declaraciones?”.
Trump respondió: “No, sólo quería defenderme a mí mismo, a mi familia y, francamente, a la presidencia”.
El político republicano, en total, pasó menos de 10 minutos en el estrado.
Mañana se prevé el final del juicio
Mañana el jurado escuchará los argumentos finales y, según el juez, estos podrían comenzarán a deliberar a la hora del almuerzo.
Hoy, además, testificaron la exditora de Elle -revista en la que Carroll tenía una columna en la que daba consejos a lectores-, Robbie Myers, quien dijo que la periodista era tan buena empleada que hasta le subió el sueldo y describió a Carroll como una “contadora de la verdad”.
También subió al estrado Carol Martin, amiga, confidente y excompañera de trabajo de Carroll, que fue convocada por la defensa de Trump.
El equipo del exmandatario interrogó a Martin sobre unos mensajes de texto había enviado a su círculo cercano, en el que describía a la periodista como una “narcisista” y “adicta de sí misma”.
Carroll pide 10 millones de dólares de compensación y, el jueves pasado, una experta contratada por el equipo legal de la escritora dijo que a la periodista le podría costar hasta 12,1 millones de dólares contratar una campaña para recuperar su buen nombre y su credibilidad entre los que se creyeron el mensaje de Trump.
En este juicio, el equipo legal de Carroll ha sostenido que tras los comentarios vertidos por el entonces presidente, la periodista perdió su credibilidad como columnista -durante años ha dado sus consejos a lectores en la revista Elle-, así como su versatilidad, ya que ahora los medios sólo la contactan para hablar sobre Trump.
Además de que comenzó a ser acosada por los seguidores del republicano. Carroll anotó que el día que Trump negó las acusaciones, recibió correos que la amenazaban de muerte, pero que los borró porque fue “su primer instinto”, por lo que no ha podido aportar la prueba.
Por su parte, la defensa de Trump sostiene que cuando Carroll decidió hacer público el acoso sexual de Trump su carrera y popularidad como columnista y escritora ya se había deteriorado, y precisamente retomó el vuelo a raíz de sus acusaciones contra Trump, que le proporcionaron más seguidores y fama.