Hatillo (Puerto Rico), 28 dic (EFE).- Unas 6.000 personas o “corredores” de 168 grupos participan este miércoles en el tradicional Festival de Las Máscaras de Hatillo en Puerto Rico, una costumbre cuyo origen se remonta a las españolas Islas Canarias y que el próximo año cumple dos siglos.
Con vistosos trajes adornados con cascabeles y llamativas máscaras, los participantes marchan en carrozas por las calles del pueblo de Hatillo mientras intentan asustar y entretener a los miles de asistentes al evento, que conmemora el Día de los Inocentes.
Uno de los líderes de esos grupos, Emmanuel González, quien este año dirige al equipo de cinco Jeep “Los Que Sobran” resaltó a EFE que participa del festival para mantener la tradición de su pueblo natal.
González, ahora residente del estado de Georgia (EE.UU.), dijo que se gastó 15.000 dólares para competir entre una de las varias categorías que componen el evento: tradición, religión y cultura.
Cada año, los Jeep o carrozas que transitan por las principales calles de Hatillo, municipio en la costa norte de Puerto Rico, son diseñadas con una temática.
Este año, González y su equipo decidieron dedicar sus cinco Jeep al mar, por lo que incluyeron en cada vehículo una obra de un ancla.
“Como somos costeros, pues el mar nos representa y nos encanta”, explicó.
El año pasado se lo dedicaron al árbol de Navidad.
“Son mis raíces de mi pueblo y me gusta mantenerlas. Siempre hay gente diciendo que la tradición está cayendo, pero yo vengo todos los años y gasto un dineral para que la tradición no se muera. Aunque sea solo, seguiré viniendo, y no cambio esta tradición por ninguna”, aseveró.
Hasta el momento se han inscrito 168 grupos, que son sobre 6.000 corredores y 429 entre Jeep y carrozas.
El Festival de Las Mascaras de Hatillo tiene su origen en 1823, cuando inmigrantes de Islas Canarias se disfrazaban de mujeres y demonios y visitaban a caballo los hogares de familiares y amigos para gastarles bromas.
El primer festival se organizó formalmente en los años setenta del pasado siglo, aunque es una actividad que tiene sus orígenes en la tradición del Día de los Inocentes, fecha que conmemora el evento histórico en el que el rey Herodes ordenó matar a todo varón recién nacido con el fin de acabar con Jesús de Nazaret.
Los hatillanos (gentilicio de Hatillo) han agregado con los años otras costumbres como la utilización de carrozas, camionetas y vehículos todoterreno, desde donde saltan aun cuando los autos están en movimiento.
Los enmascarados hacen bromas entre ellos mismos, vierten crema de afeitar, ron o agua, y se dan golpes o fuertes abrazos.
Una vez llegan a la plaza pública de la ciudad, las comparsas son evaluadas por su originalidad y tema utilizado en sus disfraces, carrozas, caballos y hasta vehículos todoterreno decorados forman parte del desfile.