Nueva York, 17 feb (EFE).- Taylor Swift se ha consolidado en los últimos años como un referente feminista para muchos de sus fans e incluso para los medios de comunicación, pero su discurso, centrado en mujeres blancas y de clase media-alta, podría calificarse como una ‘performance’ que se queda a medio gas, pues no incluye a todas las mujeres.
En los últimos años, la artista ha construido un notable imperio musical, y parte de la prensa así como sus seguidores destacan su faceta empresarial como algo “empoderador” y “feminista”, por ser una mujer que ha logrado generar una gran riqueza con su trabajo.
“Eso es el nivel superficial, porque estás viendo a una mujer empoderada que ha roto muchas paredes para llegar donde está. Pero cuando indagas más allá de la superficie y ves lo que hace por las mujeres negras, indígenas, de color, las que no son privilegiadas o las LGTBI, piensas que quizá todo eso puede ser una ‘performance”, expresa a EFE Paola Zamperini, profesora del programa “Estudios de género y sexualidad” de la Universidad de Evanston, en Illinois.
La imagen de Swift como referente feminista se intensificó en 2017, cuando se unió al movimiento 'MeToo' -iniciado a raíz de los abusos sexuales cometidos por el productor de cine estadounidense Harvey Weinstein-, así como por su denuncia contra el DJ de radio David Mueller, al que demandó por acoso sexual.
Desde aquel año, la cantante ha utilizado su altavoz en ocasiones puntuales para defender luchas históricas de las mujeres como la libertad sexual o el derecho al aborto, manifestándose públicamente en contra de las limitaciones a la práctica del aborto en Estados Unidos.
Pero con su activismo Swift no llega a las mujeres que no forman parte de la clase media-alta, y en los últimos años sus ya de por sí escasos pronunciamientos públicos han mermado considerablemente.
El debate sobre la “validez” de su discurso y la crítica sobre su casi imperceptible posicionamiento en temas relacionados con poblaciones más vulnerables ha resurgido tras su mediática presencia en la Super Bowl (a la que acudió para ver jugar a su pareja, el futbolista de los Chiefs Travis Kelce), o su reciente elección como “Persona del Año” por la revista Time.
Swift como “mujer empoderada”
La faceta empresarial de Swift y el hecho de que haya conseguido una gran fortuna con su trabajo musical han alimentado su imagen como una mujer feminista y empoderada: “Se la considera un referente por su poder económico, pero eso realmente es ‘feminismo blanco’”, opina Zamperini.
Según Forbes, la artista dispone de una riqueza de 1.100 millones de dólares.
“Swift es un ejemplo de cómo el feminismo en América está ligado al capitalismo. El éxito financiero es igual al empoderamiento de las mujeres, en otras palabras”, expresa a EFE Lee Pierce, profesora adjunta de Comunicación Retórica de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) e investigadora especializada en retórica, raza y cultura política estadounidense.
Si bien la cantautora anima a su público a intentar alcanzar una posición de poder que ha estado reservada históricamente a los hombres, Zamperini cree que no es posible obtener ese estatus sin contar con los privilegios económicos de los que ya disponía antes de ser famosa, pues procede de una familia acomodada.
Según la profesora de Evanston, el feminismo de Swift utiliza el lenguaje del activismo femenino y la lucha por la igualdad y la justicia para etiquetar o marcar su propia imagen y sus acciones, “sin darse cuenta de que lo que ella tiene y lo que ha logrado no está disponible para las personas negras, indígenas y de color”.
Un feminismo a medio gas
En los últimos años, la cantautora se ha pronunciado abiertamente sobre temas relacionados con la política en EE.UU., pidiendo el voto por el demócrata Joe Biden, actual presidente del país, en las elecciones presidenciales de 2020.
La artista también se ha pronunciado en numerosas ocasiones sobre la doble moral con la que se juzga a hombres y mujeres en la industria musical, una problemática que materializó en la canción ‘The Man’, de su disco ‘Lover’ (2019): “Estoy tan harta de correr lo más rápido que puedo, preguntándome si llegaría al mismo lugar más rápido si fuera un hombre”.
Pero más allá de política estadounidense y de su discurso en contra de esta doble moral, la artista rara vez se ha pronunciado acerca de la realidad de mujeres menos privilegiadas, lo que hace que su feminismo se quede a medio gas.
“Si defiendes un feminismo antirracista, anticapitalista y transinclusivo (como haría yo), entonces Swift no sería un buen icono feminista”, expresa Lee Pierce.
Algunos fans consideran que la decisión de no hacer activismo surge del temor de la artista a perder seguidores: “Ella sabe que tiene unas fans, sobre todo en Estados Unidos, que son mujeres como ella, blancas, rubias, de ojos azules y de familia de clase media-alta que no quieren saber qué le pasa a las mujeres negras, palestinas o trans”, dice a EFE Gonzalo, seguidor de la cantante desde prácticamente el inicio de su carrera musical.