Nueva York, 6 feb (EFE).- El escritor Salman Rushdie, apuñalado el pasado agosto por un fanático musulmán, se siente incapaz de escribir por el momento, aparte de tener una mano casi paralizada, algo que le impide teclear un texto.
En la primera entrevista que concede desde el atentado y que hoy publica el semanario The New Yorker en veinte páginas, Rushdie (75 años) dice que su creatividad, que nunca decayó ni siquiera tras escribir “Los versos satánicos” -la novela que le valió una condena a muerte por parte del régimen iraní- ahora está profundamente afectada.
“Tengo eso que se llama trastorno de estrés postraumático. Estoy teniendo muchas, muchas dificultades para escribir. Me siento a escribir, y no sucede nada. Escribo, pero es una combinación de vacuidad y desechos, cosas que escribo y borro al día siguiente”.
La sensación de estar sentado a la espera de la inspiración le parece “deprimente”, aunque gracias al terapista con el que ya se trataba desde antes del atentado tiene muy claro que no piensa “adoptar el papel de víctima”.
La última novela de Rushdie -“Victory City”, que ya estaba terminada antes del ataque- sale a la venta en todo el mundo mañana martes, y en esta ocasión no habrá ninguna campaña de presentación por su parte, pero no descarta ir a Londres próximamente para el estreno de una pieza de teatro todavía pendiente y titulada “Helen”, sobre el personaje de Helena de Troya.
El escritor, según lo describe el autor del largo artículo-entrevista, David Remnick, ha perdido la visión de un ojo y la foto a toda página que ilustra el artículo lo muestra con unas gafas oscuras para ocultar el ojo atacado, lo que no impide apreciar la larga cicatriz que le atraviesa un lado de la cara de arriba abajo.
Las más de diez puñaladas que el atacante le propinó han dejado además casi inutilizada su mano izquierda, pues tiene el nervio cubital muy dañado y ha perdido la sensibilidad en dos dedos y parte de la palma de la mano. Todo ello le impide teclear, y en cuanto a hacerlo a mano, dice que escribe “con más lentitud”.
NO PUEDE ESCRIBIR, PERO NO HA PERDIDO LA ELOCUENCIA
No sólo ha perdido veinte kilos tras el ataque y uno de los ojos, y sufre problemas de movilidad en su brazo izquierdo, sino que ahora tiene un movimiento involuntario en un labio que por suerte no le impide “hablar con tanta elocuencia como siempre”, insiste el autor.
Rushdie ha dejado de lado un proyecto que tenía en una próxima novela inspirada al mismo tiempo en Franz Kafka y Thomas Mann, y si bien en un primer momento le “irritaba” la idea de escribir sobre el atentado mismo, ahora no lo descarta, y piensa que debería ser una historia escrita en primera persona.
En cuanto a su seguridad, Rushdie, que prácticamente renunció a ella tras mudarse a Nueva York hace casi dos décadas, ahora admite que tendrá que reflexionar sobre ello. Por el momento, y tras las primeras seis semanas de hospitalización, ha vivido recluido en su propia casa, con la única salvedad de las frecuentes visitas a distintos médicos.
“He sufrido pesadillas, que tienden a disminuir. Estoy bien, soy capaz de levantarme y caminar. Cuando digo que estoy bien, quiero decir que hay partes de mi cuerpo que necesitan controles constantes. Fue un ataque colosal”, dice el escritor.
El juicio contra su atacante Hadi Matar comenzará previsiblemente el año próximo. Se arriesga a una pena de 25 años de cárcel por intento de asesinato en segundo grado, más otros siete años por apuñalar a Henry Reese, otro escritor que trató de impedirle su ataque a Rushdie (y probablemente le salvó así la vida).