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Miami, 23 ago (EFE).- Autoridades de Florida (EEUU) recordaron este martes el devastador paso del huracán Andrew hace 30 años en este estado, donde dejó 64 muertos y 60.000 casas destruidas, pero además lecciones para el futuro en cuanto al manejo de emergencias por desastres naturales.
“Las lecciones aprendidas en 1992 cambiaron para siempre el campo de la gestión de emergencias y cómo nos preparamos y respondemos a los huracanes que afectan a nuestro estado”, dijo hoy en una rueda de prensa Kevin Guthrie, director de la División de Manejo de Emergencias de Florida (FDEM, por sus siglas en inglés).
El funcionario agregó que en los últimos 30 años, es decir, desde que el poderoso huracán Andrew tocó tierra cerca de Miami, este estado se ha erigido en “un líder nacional en el manejo de emergencias”, un mensaje del que también se hizo eco la vicegobernadora estatal, Jeanette Núñez.
“Hemos hecho grandes avances para mejorar la preparación de Florida de cara a la próxima gran tormenta”, señaló Núñez en la rueda de prensa celebrada en la localidad de Homestead, en el sur del condado de Miami-Dade y una de las más afectadas por el paso del que es uno de los huracanes más devastadores en la historia reciente de Estados Unidos.
En la madrugada del 24 de agosto de 1992, Andrew tocaba tierra en el sur de Florida como un huracán de categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson, y con vientos máximos sostenidos de 165 millas por hora (265 km/h), para luego proseguir por el estado de Luisiana.
Como recuerdan hoy las autoridades de Florida, es hasta la fecha el huracán más destructivo en cuanto a edificaciones impactadas (más de 60.000 casas reducidas a escombros y otras 100.000 dañadas) y uno de los cuatro de categoría cinco que han tocado tierra en territorio continental de Estados Unidos desde el año 1900.
Queda en la memoria de los floridanos las imágenes aéreas que registran la devastación que produjo el huracán, en especial en la Base de la Reserva Aérea de Homestead, que quedó completamente destruida.
En ese entonces, se estimó que dejó pérdidas valoradas en 27.000 millones de dólares, y su paso motivó nuevas regulaciones en cuanto a la construcción de viviendas y seguros.
Andrew permitió además “mejoras en la tecnología para el pronóstico y modelado temprano de tormentas”, como manifestó hoy FDEM, organismo que resaltó además la mejor coordinación que hay desde entonces entre agencias locales, estatales y federales, así como con el sector privado, para mejorar las respuestas.
Las autoridades emplearon además “un mayor enfoque en los esfuerzos de mitigación y preparación” a fin de minimizar el impacto de futuras tormentas y huracanes en el estado.
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