Por Philip Reese
Sacramento (CA), 22 may (KFF Health News vía EFE).- Los adultos jóvenes no actúan como sus padres: no beben tanto, enfrentan más problemas de salud mental y viven más tiempo con mamá y papá. Además, los videojuegos y las redes sociales se han convertido en una especie de sustituto de las relaciones físicas.
Todo eso significa que los jóvenes californianos no tienen tanto sexo.
La cantidad de adultos jóvenes que no tienen relaciones sexuales ya estaba aumentando antes de que la covid-19 hiciera que las citas fueran más difíciles y riesgosas.
En 2011, alrededor del 22 % de los californianos de 18 a 30 años informaron que no habían tenido parejas sexuales en los 12 meses anteriores. Eso aumentó al 29 % en 2019 y saltó al 38 % en 2021, según las últimas cifras de la California Health Interview Survey de la UCLA.
Otros grupos de edad en California también informaron un aumento en la abstinencia, pero la tendencia no fue tan marcada.
“Todo pasa más tarde”, dijo Jean Twenge, profesora de Psicología de la Universidad Estatal de San Diego, autora de “Generations: The Real Differences Between Gen Z, Millennials, Gen X, Boomers, and Silents — And What They Mean for America’s Future”.
Twenge dijo que los números reflejan cómo los adultos jóvenes retrasan cada vez más los eventos importantes de la vida, como mudarse de la casa familiar y comenzar relaciones románticas a largo plazo.
Los solteros han visto el cambio más marcado.
Por largo tiempo, las personas solteras han sido más propensas a informar que no tenían relaciones sexuales que las casadas o las que conviven. Pero a medida que los adultos jóvenes retrasan el matrimonio, la brecha se amplía.
Los adultos jóvenes pueden estar postergando las relaciones a largo plazo “por un status económico cada vez más precario o por el estrés relacionado con completar la educación y buscar trabajo”, dijo Lei Lei, profesora de Sociología en Rutgers, quien recientemente fue coautora de un artículo que examinó por qué más adultos jóvenes no están teniendo sexo. “Están ocupados con otros aspectos de la vida”.
Los investigadores también notaron que cientos de miles de adultos jóvenes se identifican como asexuales.
El aumento del uso de la computadora puede desempeñar un papel en la tendencia. Los adultos jóvenes forman cada vez más relaciones a través de videojuegos con personas que no conocen físicamente, dijo Lei. Estas relaciones a distancia a veces interfieren con la formación de relaciones sexuales.
Un informe del Pew Research Center de 2015 encontró la misma cantidad de hombres y mujeres que jugaban videojuegos, pero los hombres adultos jóvenes tenían más del triple de probabilidades que las mujeres adultas jóvenes de identificarse como “jugadores” serios.
Los adultos jóvenes también tienen acceso a cantidades ilimitadas de pornografía gratuita en internet, a diferencia de las revistas y DVD de porno que muchos de sus padres compraban.
Gran parte de la pornografía en línea más popular presenta violencia o coerción, lo que les da a algunos adultos jóvenes una perspectiva distorsionada del sexo y aleja a otros por completo, dijo Debby Herbenick, directora del Center for Sexual Health Promotion de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana en Bloomington.
“Ese tipo de comportamientos están muy, muy vistos como algo normal entre los jóvenes”, dijo, refiriéndose al sexo duro.
El sexo también tiene una correlación con los ingresos. Los adultos jóvenes que ganan menos dinero tienen más probabilidades de no tener relaciones sexuales que sus pares que ganan más.
Gran parte del discurso reciente sobre la falta de sexo entre adultos jóvenes ha girado en torno a los llamados incels, hombres jóvenes que afirman -a menudo en tono despectivo misógino- que las aplicaciones de citas como Tinder facilitan que las mujeres encuentren hombres atractivos, ricos y de status, dejando de lado a los otros.
Erin Tillman, educadora sexual certificada y directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Sex-Positive Los Ángeles, dijo que le entristece escuchar que los hombres culpan a las mujeres por no querer tener sexo con ellos.
Agregó que esos hombres probablemente podrían cambiar su perspectiva y encontrar intimidad.
“Tienen el poder de mejorarse a sí mismos”, dijo.
La tendencia de una vida sin sexo tiene el potencial de reducir las tasas de embarazo no planificado. Y también podría reducir la propagación de infecciones de transmisión sexual, aunque eso aún no ha sucedido.
Herbenick sí se preocupa por los adultos jóvenes que quieren sexo pero no lo tienen. “Puedes sentirte muy solo si sientes que las personas te rechazan o no están interesadas en ti”, dijo.
Pero Tillman sigue siendo optimista y señala que el último grupo de adultos jóvenes, como cada nueva generación, está encontrando su camino y enfocando el sexo de manera diferente a la de sus padres.
“No estoy preocupada porque la gente básicamente está encontrando diferentes formas de conectarse entre sí”, dijo.
Phillip Reese es especialista en informes de datos y profesor asistente de periodismo en la Universidad Estatal de California-Sacramento.
Esta historia fue producida por KFF Health News, una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud y es uno de los principales programas operativos de KFF, fuente independiente de investigación de políticas de salud, encuestas y periodismo.
Versión original en inglés: https://bit.ly/3BOg2FB