Miami (EE.UU.), 13 may (EFE).- La irregularidad de Miami Heat durante toda la temporada no invitaba a pensar en repetir final de conferencia, pero los de Erik Spoelstra han demostrado que en la NBA, si despiertas a tiempo, todo es posible.
“Es una locura. Con todos los altibajos de la temporada, estar aquí en la final del Este, habla de la determinación que tiene este equipo”, destacó Bam Adebayo tras eliminar este viernes a los New York Knicks (96-92 y 4-2 en la serie).
El pívot no olvida que acabaron séptimos, perdieron en el ‘play-in’ ante los Atlanta Hawks y sufrieron para superar a los Chicago Bulls. Todo eran dudas y las ‘vacaciones’ parecían cerca, pero la mejor versión de Miami estaba a punto de aparecer.
Esa versión es la de las tres finales de conferencia en cuatro años, la del Kyle Lowry campeón con los Toronto Raptors en 2019, la del Jimmy Butler de la ‘burbuja’ de 2020, la del Spoestra que destroza el planteamiento de su colega rival… Un equipo que es todo corazón y con la experiencia necesaria en este tipo de exigencias.
“Muchos equipos querrían estar en este lugar”, afirmó un Spoelstra que alcanzó su séptima final del Este en trece temporadas.
El hándicap de las lesiones de Tyler Herro y Victor Oladipo da incluso más mérito a un conjunto que ahora es candidato a todo.
“No somos el típico equipo que se mete octavo en los playoffs”, justificó el técnico de Miami.
“Pasamos por lesiones y muchas cosas. Hemos sido muy criticados. No hemos estado ni entre los tres primeros, pero deberíamos haber sido cuartos o quintos de no ser por las circunstancias”, argumentó.
Con la estadística se pueden entender muchas cosas: anotan más, son más fiables en el triple, mejoran en defensa…
Pero lo que realmente explica esta reacción son los intangibles que tienen más que ver con lo emocional, con la experiencia y con la gestión de grupo.
SECUNDARIOS CON GALONES
Miami siempre ha presumido de ser tierra prometida de jugadores no drafteados: son nueve jugadores, de los 17 en plantilla, los que jamás fueron escogidos en un draft.
De todos ellos, cinco son fundamentales en la rotación: Caleb Martin, Haywood Highsmith, Duncan Robinson, Gabe Vincent y Max Strus, estos dos últimos como titulares junto a Adebayo, Butler y Kevin Love.
La labor de este bloque de jugadores no pasa desapercibida para Butler.
“Estamos un paso más cerca de nuestro objetivo. Siempre digo que tenemos que estar juntos, estoy muy orgulloso de todos mis compañeros”, confirmó en sala de prensa.
Gracias a ellos, la estrella de los Heat siempre encontró una solución cuando la defensa de los Knicks trató de ahogarle: “Todos estaban en el lugar adecuado. El balón se movió increíblemente bien y siempre pude encontrar a alguno”.
Vincent asumió la titularidad en detrimento de un Lowry que ahora lidera la segunda unidad y la respuesta fue inmejorable potenciando su aportación de 9,4 a 11,1 puntos por partido.
Strus también se ha convertido en una preocupación para los rivales desde el perímetro: ante los Knicks promedió 14,6 puntos y mejoró su efectividad en triples hasta un 38,9%.
Martin, por su lado, tiene uno de los mejores números en la estadística del más-menos y fue uno de los factores diferenciales entre el banquillo de los Heat y los Knicks.
LOS AJUSTES DE SPOELSTRA
No fue necesario tocar demasiadas cosas, pero sí las suficientes para conseguir que ahora Miami tenga una rotación más profunda y una segunda unidad que no rebaja la intensidad ni el nivel de los titulares.
El problema del físico lo ha sabido compensar el entrenador incluyendo a Love como titular, igualando ese desajuste en defensa pero a su vez atacando abierto. Suma desde el perímetro, con mucha confianza, pero además sigue siendo el mejor lanzador de contraataques tras rebote defensivo de toda la liga.
Con Lowry, Spoelstra ha sabido aplicar la teoría del ‘menos es más’, localizando el motivo de las constantes molestias y lesiones de su base titular, que eran muchos minutos y mucha exigencia.
El rendimiento de Lowry pasaba explícitamente por su regularidad.
“Para mí se trataba de estar sano para poder ayudar a mi equipo en este tipo de momentos y de situaciones”, afirmó el base.
Desde su regreso en marzo, Lowry juega de media menos de 25 minutos y desde el banquillo, pero no por eso ha perdido protagonismo: es líder de la segunda unidad y juega los minutos importantes.
Así, la rotación se ve menos castigada y él tiene la confianza para volver a mostrar esa inteligencia en pista que le caracterizó años atrás y por lo que le llamó Pat Riley.
Nacho García