Ciudad de México, 4 nov (EFE).- El Gobierno de México condenó este viernes “de la manera más enérgica” los atentados ocurridos en Ecuador el pasado 1 de noviembre que dejaron personas muertas, heridas y daños materiales.
Los atentados ocurrieron con diversas explosiones en las ciudades de Guayaquil y Esmeraldas.
“México transmite su solidaridad y condolencias al pueblo y Gobierno de la República del Ecuador, así como a los familiares de las víctimas que resultaron afectadas, a quienes desea su pronta recuperación”, apuntó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE, Cancillería) en un comunicado.
Además, señaló que “México reitera su rechazo a la violencia en todas sus formas y manifestaciones”.
La Cancillería mexicana recordó que la Embajada de México en Quito “está en permanente contacto con las autoridades del Gobierno ecuatoriano y, hasta el momento, no se ha reportado que haya algún mexicano afectado”.
El pasado martes, Guayaquil (en el suroeste del país) y la ciudad de Esmeraldas (noroeste) fueron sacudidas por atentados y ataques de bandas de delincuentes.
Al menos cinco policías murieron en la jornada violenta que terminó con la aplicación del estado de excepción y de un toque de queda entre las 21.00 y las 05.00 hora local (02.00-10.00 GMT) en las dos ciudades costeras.
Este viernes, el Gobierno de Ecuador anunció que decidió extender a la provincia tropical de Santo Domingo de los Tsáchilas el estado de excepción que aplicó desde la noche del pasado martes a las costeras Esmeraldas y Guayas, azotas por una oleada de atentados y ataques del crimen organizado.
Mediante un decreto ejecutivo, el presidente ecuatoriano, el conservador Guillermo Lasso, decretó la ampliación de la medida excepcional de 45 días a Santo Domingo de los Tsáchilas, cuya capital es la ciudad de Santo Domingo de los Colorados.
Entre el martes y miércoles pasados una andanada de ataques, explosiones (algunas con carros-bomba) y tiroteos entre policías y delincuentes causaron la muerte de cinco agentes del orden y generaron un ambiente de preocupación y temor en todo el país.
El ambiente de zozobra se alimentó con un motín carcelario en la llamada Penitenciaria de Guayaquil, donde unos 1.300 policías e igual número de militares lograron recuperar la noche del jueves el control del Pabellón 2 de dicha prisión, donde fueron recibidos con “fuego hostil” por prisioneros que se resistían a ser trasladados a otros centros de reclusión.