Washington, 29 sep (EFE).- Un médico del Ejército de EE.UU. y su esposa han sido imputados por supuestamente haber tramado proporcionar a Moscú los registros sanitarios de miembros del Gobierno y de las Fuerzas Armadas estadounidenses, según el escrito de acusación hecho público este jueves.
La pareja fue arrestada este jueves y ha sido acusada ante la corte federal del Distrito de Maryland (EE.UU.).
De acuerdo a escritos judiciales, el médico de las Fuerzas Armadas, el mayor Jamie Lee Henry, y su esposa, la anestesista Anna Gabrielian, supuestamente proporcionaron información sobre la salud de individuos, algo que está protegido bajo la ley federal, a una agente del FBI que se hizo pasar por empleada del Gobierno ruso.
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Esa agente encubierta se reunió en agosto pasado con Gabrielian, que de acuerdo al canal ABC News trabajaba para la prestigiosa institución Johns Hopkins, en un hotel de Baltimore y le dijo que quería ayudar “motivada por su patriotismo hacia Rusia”.
De hecho, la anestesista afirmó que había intentado comunicarse con la embajada de Rusia en EE.UU. por teléfono y correo electrónico para ofrecerse junto a su marido para colaborar.
Además, aseguró a la agente que su esposo podía pasar datos sobre cómo las fuerzas estadounidenses crean hospitales en los conflictos y acerca del entrenamiento castrense que EE.UU. proporciona a Ucrania.
Por su parte, Henry, que contaba con una acreditación de seguridad intermedia, lo que le daba acceso a información privilegiada pero peligrosa si caía en las manos equivocadas, mantuvo un encuentro por separado con la agente, a la que le reconoció que había sopesado unirse como voluntario a las Fuerzas Armadas rusas tras el inicio de la guerra en Ucrania.
Tanto Gabrielian como Henry indicaron a la oficial del FBI que podrían suministrarle información médica de miembros de las fuerzas armadas de EE.UU. y de sus familias en Fort Bragg, donde él estaba destinado como internista, así como de la institución médica donde la mujer trabajaba en Baltimore.
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De hecho, el mayor entregó a la agente encubierta los registros sanitarios de un oficial del Ejército estadounidense, de un empleado del Departamento de Defensa y de las esposas de tres veteranos.
Gabrielan llegó a hacer planes para huir a Turquía con su marido e hijos en caso de que sus acciones o las de su esposo quedaran al descubierto.
“No quiero acabar en la cárcel aquí con mis hijos siendo rehenes sobre mi cabeza”, indicó la anestesista a la agente.