Washington, 15 jun (EFE).- Las comunidades indígenas lograron entre 2015 y 2020 el reconocimiento jurídico de más de 100 millones de hectáreas, lo que elevó sus tierras al 11% de la superficie terrestre mundial, según un estudio publicado este jueves por la iniciativa para los Derechos y Recursos (RRI, en inglés).
De acuerdo con datos del estudio, las tierras legalmente reconocidas por los gobiernos aumentaron por lo menos en 39 países durante este periodo, tras el esfuerzo continuo de estas comunidades.
África subsahariana fue la región que obtuvo más reconocimiento de tierras desde 2015, con un aumento del 12% gracias a las reformas legales en Kenia y Liberia, explicó a EFE una de las autoras del informe, Chloe Ginsburg.
Ginsburg recalcó que más de 1.000 millones de hectáreas de tierras que poseen y utilizan estos pueblos siguen sin ser reconocidas.
Concretamente, en 49 de los 73 países estudiados existen 1.375 millones hectáreas que todavía no tienen reconocimiento legal, donde las poblaciones se enfrentan a empresas e inversionistas que no tienen en cuenta sus reclamaciones.
En el caso de Latinoamérica, aunque esta región “lidera” el reconocimiento de tierras de pueblos indígenas, ha atravesado un periodo de estancamiento, debido en gran parte a gobiernos “reacios a la protección de los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes”, señaló Ginsburg.
De esta manera, las propiedades terrestres de los pueblos indígenas en Latinoamérica aumentaron menos de un 1% entre 2015 y 2020.
Levi Sucre, líder indígena del pueblo Bribri de Costa Rica, remarcó a EFE la preocupación de las comunidades por cómo evolucionarán sus derechos en los próximos años, que dependen de “gobiernos que van a paso de tortuga” en el reconocimiento de tierras.
“Yo no me imagino cómo vamos a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 con un crecimiento tan lento”, alarmó Sucre.
Además, el informe apunta a los efectos negativos que la pandemia tuvo en el proceso de reconocimiento, puesto que “en muchos casos” la crisis de la covid-19 se utilizó como “pretexto para reducir el espacio cívico de la sociedad civil en los países y el acceso de las comunidades a la información o la participación”, contó Ginsburg.
Por su parte, Sucre incidió en la voluntad de los países de reactivar su economía tras la pandemia, algo que ha llevado a explotar recursos naturales como minerales y petróleo en bosques indígenas.
“Siempre ha habido disputas de tierras y, con la intención de los gobiernos de recuperarse económicamente, las disputas se están acrecentando mucho más con más violencia”, aseguró Sucre.
Este líder indígena teme que el reconocimiento de tierras “retroceda” o que, simplemente, “no avance”, porque no espera que los gobiernos den pasos en positivo.
Según el informe, los miembros de comunidades indígenas, afrodescendientes y locales representan hasta 2.500 millones de personas y en general, poseen y utilizan por lo menos el 50% de la superficie terrestre.
La implementación de las leyes existentes podría llevar a la obtención de derechos comunitarios sobre 260 millones de hectáreas de tierras.