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Los Ángeles (EE.UU.), 19 jul (EFE).- Con una calurosa y veraniega tarde marca de la casa, Los Ángeles (EE.UU.) se volcó este martes con el All-Star de las Grandes Ligas y vibró con los mejores jugadores de esta temporada en la MLB.
El partido del All-Star, con victoria por 2-3 para la Liga Americana sobre la Liga Nacional, cerró cuatro días de actividades, que incluyeron el Festival de Jonrones del lunes con victoria para el dominicano Juan Soto de los Nacionales de Washington; o el All-Star Celebrity Softball Game del sábado, en el que el reguetonero puertorriqueño Bad Bunny fue la gran estrella en un encuentro con celebridades de todo tipo.
El Dodger Stadium, que en este 2022 cumple 60 años, lució sus mejores galas para su primer All-Star de las Grandes Ligas desde 1980.
52.518 fans (lleno en el estadio, según fuentes de los Dodgers, aunque se veían asientos libres en las gradas) acudieron al All-Star este martes pese al sofocante calor de la tarde y a que el juego, debido a la diferencia horaria con la Costa Este de EE.UU., empezó relativamente pronto para la ciudad californiana para ser un día entre semana (a las 17 horas).
Este horario no fue un obstáculo para los seguidores ni tampoco el calor, que combatieron de forma masiva con cervezas bien frías.
Por el estadio se vieron fans de los Angelinos de los Ángeles, algunos de los Yanquis de Nueva York y también de los Cachorros de Chicago, pero los colores que predominaron claramente entre la afición fueron el azul y el blanco de los Dodgers.
De ahí que una de las mayores ovaciones -con muchos espectadores de pie- se la llevara Clayton Kershaw, todo un ídolo en el montículo de los Dodgers y que fue escogido como abridor por el combinado de la Liga Nacional.
En la presentación de los jugadores se vio claramente quiénes eran los favoritos de la afición.
Hubo enormes aplausos para dos legendarios veteranos como el dominicano Albert Pujols (Cardenales de San Luis) o el venezolano Miguel Cabrera (Tigres de Detroit) y también para jugadores actuales de los Dodgers (Freddie Freeman o Mookie Betts) y algunos con pasado ilustre en Los Ángeles (Joc Pederson, ahora en los San Francisco Giants, o Corey Seager, de los Rangers de Texas).
En cambio, y pese a ser un juego de exhibición, otros se llevaron abucheos y pitadas por parte de los fans de los Dodgers.
Así, jugadores de los Gigantes de San Francisco como Carlos Rodón o de los Padres de San Diego como el dominicano Manny Machado, ambos equipos californianos y rivales de los Dodgers, no gozaron de la simpatía de los espectadores, pero sin duda los más silbados fueron los representantes de los Astros de Houston.
Pueden pasar años y años, pero los Dodgers -y una aplastante mayoría de las Grandes Ligas- todavía no olvidan el gran escándalo por robo de señales de los Astros en 2017 y 2018.
Polémicas deportivas al margen, el actor Denzel Washington protagonizó en la antesala del juego un homenaje a Jackie Robinson, primer jugador afroamericano de las Grandes Ligas y de cuyo histórico debut se cumplieron 75 años en abril.
El sabor latino también tuvo un hueco prominente en el All-Star.
Con numerosos hispanos en el público -se vieron, por ejemplo, camisetas de la selección mexicana-, el All-Star rindió tributo al inolvidable lanzador mexicano Fernando Valenzuela, que fue el encargado del primer picheo; y al inagotable y eterno Jaime Jarrín, locutor de radio que se retirará este curso tras un récord de 64 años retransmitiendo en español los partidos de los Dodgers.
En una tarde que tuvo además la música de un mariachi antes de empezar el juego, el momento más emotivo tuvo lugar tras la quinta entrada, cuando todo el estadio se unió de pie y en silencio para solidarizarse con los afectados por el cáncer.
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