Berlín, 13 sep (EFE).- Los altos salarios de la plantilla del Bayern Munich, al igual que le ocurre al FC Barcelona, han erosionado la gestión económica del club bávaro a la hora de cerrar fichajes. Ha invertido este verano 130 millones de euros. Se han incorporado el japonés Hiroki Ito, el francés Michael Olise y el portugués Joao Pahlinha. Necesitaba más novedades, pero no hay recursos. Uno de sus sueños, el central del Leverkusen Jonathan Tah, se quedó finalmente en el limbo.
Es en los elevados sueldos de los jugadores donde radican las dificultades para ejecutar un mercado con mayor operatividad a la hora de reconstruir un equipo que el pasado curso, por primera vez desde 2012, se quedó sin títulos. Según fuentes del club consultadas por EFE, son las abultadas nóminas de ciertos jugadores con peso en la plantilla y las negativas de algunos de ellos a salir del Bayern las que incapacitan una mayor fluidez en el mercado, y particularizan en las figuras de Alphonso Davies, Joshua Kimmich, Leon Goretzka y Serge Gnabry.
En el caso de los dos primeros, a sus altos emolumentos se les suma el hecho de que únicamente les queda una temporada de relación con el club; por lo que son ellos mismos los que disponen de una posición de fuerza para negociar un hipotético nuevo contrato a la baja o con una distribución del sueldo más favorable para el Bayern.
Según pudo saber EFE, Davies recibió una propuesta de renovación en marzo en unos términos de sueldo similares a los que percibe actualmente, unos 16 millones de euros brutos, que el lateral rechazó. Su contraoferta, unos 28 millones brutos por temporada, no fue ni contemplada por la entidad. Ante esa falta de entendimiento, parece que su destino se aproxima al Real Madrid, que repetiría con él la misma fórmula que con David Alaba, por el que el canadiense profesa gran admiración y considera un mentor durante el tiempo que coincidieron en tierras germanas.
En lo que respecta a Kimmich, uno de los mejores pagados de toda la plantilla, se le añade además el componente sentimental. Es uno de los líderes del vestuario del equipo entrenado por Vincent Kompany y acaba de ser elegido capitán de la selección alemana. Un eventual fracaso en las negociaciones para renovar desataría una reacción de la afición muy difícil de manejar.
En cuanto a los otros dos, tanto a Gnabry como a Goretzka les quedan dos años de vinculación con el club, pero la situación de ambos es muy distinta. Mientras que el extremo sigue siendo un puntal en el esquema del cuadro bávaro, donde ha desarrollado un gran inicio de temporada, el centrocampista ha visto como ha quedado relegado al banquillo de forma sistemática.
En el primer partido de la temporada, en Copa de Alemania, ni siquiera fue convocado, lo que se interpretó como una medida de presión de la entidad para que se buscase una salida. No obstante, su astronómico sueldo impide cualquier tipo de venta para marchar de un Bayern que, además, tendrá que lidiar próximamente con la renovación del que está llamado a ser su gran estrella: el internacional alemán Jamal Musiala, que, al igual que los dos últimos, finaliza contrato en 2026.
Su continuidad, que se antoja fundamental en el devenir inmediato de la institución, ha sido demandada recientemente por leyendas del club como Lothar Matthäus, quien protagonizó en verano un sonado cruce de declaraciones con su excompañero y exdirector ejecutivo del Bayern Oliver Kahn, a causa de su gestión durante dos años al frente de la parcela deportiva, en la que se realizaron fichajes a alto precio y que tuvieron un cuestionable rendimiento, como Dayot Upamecano, Sadio Mané, Matthijs de Ligt o Kim Min-jae.
Imposibilidad de fichar a Tah
La gran aspiración de los bávaros para apuntalar la defensa en el periodo de fichajes que acaba de concluir era el central del Bayer Leverkusen Jonathan Tah, actualmente uno de los mejores defensores de la Bundesliga y pieza clave en el esquema del equipo campeón de Xabi Alonso. Sin embargo, a la hora de afrontar la negociación con el club de la aspirina, el Bayern se dio de bruces con la realidad.
Tal y como reveló el director deportivo de la entidad muniquesa, Max Eberl, el Leverkusen les dio “un plazo” de “tres semanas y media” antes del cierre del mercado y les indicó la “cantidad” a pagar. Su respuesta, según la versión del responsable bávaro, fue un mensaje por escrito a Simon Rolfes, director deportivo del Leverkusen, tan simple como elocuente: “Gracias por el plazo, gracias por la cantidad mencionada. No podemos hacer ambas cosas”.
Y es que ni siquiera con las ventas del neerlandés Matthijs de Ligt y al marroquí Noussair Mazraoui al Manchester United por un total de 60 millones, pudo el Bayern hacer frente a las pretensiones del campeón alemán por el central, razón por la cual sondeó la salida a última hora del delantero francés Kingsley Coman a Arabia Saudí, que finalmente no fue concretada.
Con ese panorama ha comenzado el equipo la actual campaña. De momento cuenta sus partidos por victorias, lo que le sitúa como uno de los colíderes de una Bundesliga que tratará de reconquistar. El próximo 23 de octubre, en la tercera jornada de la máxima competición continental, el gigante del fútbol alemán viajará a Barcelona para medir sus fuerzas con un club con el que no solo tiene en común las iniciales de sus tres nombres o el haber dispuesto de Pep Guardiola en el banquillo, sino también una operatividad para fichar en disonancia con la grandeza de la institución.
Juan Manuel Sánchez