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Washington, 26 jul (EFE).- La economía de Latinoamérica y el Caribe resistirá este año mejor que otras impactos globales como el de la guerra de Ucrania, aunque no escapará del freno económico global y notará más sus efectos en 2023.
Así lo entiende el Fondo Económico Internacional (FMI), que publicó la revisión de sus previsiones económicas, y que ahora calcula que la región crecerá el 3% este año, medio punto más de lo estimado en abril. Para 2003 empeora su previsión también en medio punto, y la deja en el 2%.
En una entrevista con Efe, la subdirectora del Departamento de Investigación del Fondo, Petya Koeva, subraya que son muchos los “matices” a tener en cuenta según cada país de Latinoamérica, pero en su conjunto la región “no escapará” de este freno en 2023.
En el informe, Latinoamérica es de las pocas regiones que ve mejorada su previsión y que resiste por tanto mejor a la inestabilidad de la economía mundial, marcada por el freno de los motores económicos mundiales -Estados Unidos, China y la Zona Euro- debido a los efectos de la guerra de Ucrania, la elevada inflación o los problemas de suministro, entre otras razones.
LAS GRANDES ECONOMÍAS DE LA REGIÓN EMPUJAN
El informe explica que la revisión al alza del conjunto de la región se debe a “una recuperación más sólida en las grandes economías (Brasil, México, Colombia, Chile)”.
En cifras concretas, la revisión de julio sólo recoge las de las dos principales economías de la región, Brasil y México, y en ambos casos mejora la estimación para este año y empeora la de 2023.
En Brasil, la economía crecerá un 1,7 % este año, nueve décimas más que lo previsto en abril, y un 1,1 % el año que viene, tres décimas menos, mientras que el avance de México será del 2,4 % este año (cuatro décimas más) y del 1,2 % el que viene (1,3 puntos menos).
En la entrevista con Efe, Koeva explica que el Fondo ha comprobado una mejora mayor de lo esperado en la primera mitad de este año en Latinoamérica gracias, en muchos de los casos, a la reapertura de la economía tras la pandemia o al encarecimiento de materias primas que salen de esta región.
Pero advirtió de que en su análisis para la segunda mitad del año se prevé ya un “debilitamiento” económico que continuará en 2023 porque será cuando empiecen a notar en mayor medida los efectos globales.
EL DEBILITAMIENTO INEVITABLE
“No podrán evitarlo”, dijo Koeva, quien también consideró que estos países también “tendrán que endurecer” su política monetaria para luchar contra la inflación, que es “un problema” en muchos de estos países, y cuando lo hagan sentirán también los efectos de la ralentización como en otras partes del mundo.
En su informe de abril (en el publicado este martes no hay nuevas previsiones sobre IPC), el FMI ya reconoció que aunque Latinoamérica y el Caribe tienen menos vínculos directos con Europa, espera que la región se vea más afectada por la inflación y el endurecimiento de las políticas fiscales.
En concreto, pronosticó una inflación para el conjunto de la región del 13,7 % en 2022 y del 10,1 % para 2023, frente al 12,1 % registrado en 2021.
Los datos publicados este martes dejan en evidencia que Latinoamérica y el Caribe son de las pocas regiones que no están sufriendo drásticamente las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania.
VENTANAS DE OPORTUNIDAD
A preguntas de Efe, la subdirectora del Departamento de Investigación del FMI reconoce que algunos países de Latinoamérica tienen, “efectivamente”, una “cesta de exportación” similar a las de Rusia o Ucrania y podrían aprovechar la coyuntura adversa de estos países para mejorar su comercio exterior en determinados productos.
Y aunque reconoció que podría tener una “fuerte presencia” en los mercados globales, los países que apostaran por ello tendrían que dedicar “mucha inversión”, y eso lleva tiempo para materializarse. Además, señaló como negativo el hecho de que 1/5 de los fertilizantes utilizados en la región son importados de Rusia.
Por eso consideró que es “pronto” para calcularlo, pero es “ciertamente una oportunidad”.
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