Washington, 11 ene (EFE).- Los representantes de los 34 países miembros ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro, coincidieron este miércoles en condenar de forma unánime las acciones “fascistas” en Brasil.
En una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA para estudiar los hechos ocurridos el domingo pasado en la nación suramericana, Almagro calificó de “fascista” y “golpista” la irrupción de miles de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro en las sedes del Parlamento, el Tribunal Supremo y la Presidencia.
“La movilización fascista que invadió Brasil el domingo forma parte de un movimiento que está presente no solo en Brasil, está presente en otros países” de la región, aseguró el diplomático uruguayo en Washington.
Durante la sesión, convocada a petición de la Secretaría General de la OEA y nueve países, entre ellos Estados Unidos, Chile y Colombia, los 34 Estados miembros del organismo expresaron su rechazo al ataque del domingo.
Además de los embajadores, los observadores permanentes ante la OEA de los Gobiernos de España, Francia, Italia, Portugal, el Reino Unido y la Unión Europea (UE) intervinieron para expresar su repulsa, un hecho inusual durante las sesiones extraordinarias del organismo.
El embajador de Brasil ante la OEA, Otávio Brandelli, agradeció el apoyo recibido por los Gobierno de la región y aseguró que los responsables de los “actos de violencia y vandalismo” en su país serán llevados ante la Justicia.
“El Estado brasileño y sus instituciones democráticas darán respuesta a la altura de la gravedad de los actos cometido”, señaló el diplomático.
Tanto Almagro como los embajadores de países, como Colombia y Chile, cuyos Ejecutivos forman parte de la nueva ola progresista en Suramérica, alertaron de que los sucesos en Brasil se corresponden con un patrón de ataques por parte de la ultraderecha en el continente.
El representante de Colombia, Luis Ernesto Vargas, describió los eventos del fin de semana y a los bolsonaristas radicales como “acciones de fascistas y fanáticos recalcitrantes”, respectivamente.
Vargas consideró que no se trata de un ataque aislado, sino que responde a un “patrón” de “desconocimiento de la voluntad popular, que está dirigido a socavar el trabajo de los Gobiernos progresistas de la región”.
El embajador colombiano ante la OEA criticó, por otro lado, la reacción de este organismo ante la situación en Brasil: “Me parece que el papel de la OEA ha sido muy pobre, la verdad, y eso hay que reconocerlo” , dijo a EFE.
El embajador de Honduras ante la OEA, Carlos Quesada, señaló, por su parte, durante la sesión del Consejo Permanente que los hechos en Brasil deben preocupar “a todo el continente”.
“Algo que sucede en Brasil no sabemos dónde se va a replicar la próxima semana, el próximo año (…) esto se está convirtiendo en una mala costumbre”, lamentó el diplomático centroamericano.
Tras el ataque del domingo, unos 1.500 manifestante bolsonaristas fueron arrestados por las autoridades brasileñas, después de que asaltaran las sedes de los tres poderes, con la intención de derrocar al progresista Luiz Inácio Lula da Silva, una semana después de que asumiera la jefatura de Estado en Brasil.