Washington, 22 feb (EFE).- La motosierra de Javier Milei, las imágenes de Donald Trump vestido de rey de Nueva York, el “ASMR” de migrantes en cadenas o Elon Musk disfrazado durante la CPAC de una recreación viral de él mismo como jefe de DOGE son algunos ejemplos que reflejan una nueva narrativa que los ultraconservadores están dominando: la comunicación política a través del meme.
Durante la apertura de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés), celebrada estos días en Nation Harbor (Maryland), coincidieron dos personajes políticos que han sabido explotar la cultura del meme, el mensaje simple, efectivo y contagioso que se ha expandido como un virus gracias a internet.
El presidente argentino, Javier Milei, apareció en el escenario para regalar a Musk, donante y mano derecha del presidente Donald Trump en su cruzada contra la burocracia, una motosierra plateada.
Musk la blandió al aire disfrazado de un reciente meme generado por inteligencia artificial que lo representa como una suerte de rapero en la era “ciberpunk” al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
“Me he convertido en un meme. Se puede vivir un sueño o se puede vivir en un meme y eso es básicamente lo que está pasado ahora. DOGE nació como un meme y ahora es una realidad ¿No les parece una locura?”, reflexionó Musk ante la audiencia de la CPAC.
DOGE, nombre adoptado de una “memecoin” que Musk promocionó desde sus comienzos, está siendo la iniciativa más polémica de este primer mes de presidencia Trump, al haber eliminado agencias enteras e intervenido departamentos clave como el del Tesoro, Estado, Defensa o Sanidad.
El meme viviente de Musk, un moderno “barón mediático” que en 2022 adquirió Twitter para convertirla en X, ha hecho un uso casi enfermizo de esas red social para compartir datos sobre los recortes de DOGE, hacer bromas a costa de las ineficiencias de la burocracia federal y veladamente marcar objetivos de futuros planes de austeridad.
La nueva Casa Blanca ha seguido un guión similar en su comunicación pública y esta semana compartió una imagen generada por IA de Trump representado como rey de Nueva York en una falsa portada de Time y el día de San Valentín se mofó de los inmigrantes indocumentados con caretas de Trump y Tom Homan, el llamado zar de la frontera, rodeadas de corazones y con la frase: “las rosas son rojas / las violetas azules / ven aquí ilegalmente y te deportaremos”.
En un cariz similar el Departamento de Seguridad Nacional mostró un vídeo “ASMR” (sonidos relajantes para contenido viral) con el sonido de las cadenas y grilletes de migrantes en proceso de deportación.
El concepto de “memecracia” acuñado por la periodista española Delia Rodríguez hace más de una década en su libro “Memecracia: Los virales que nos gobiernan”, parece hoy haber alcanzado una madurez que consolida también a las redes sociales como principal ventana de la información y canal de comunicación política.
“No hay duda que estamos asistiendo a los estadios finales de la memificación de nuestros discurso político”, indica a EFE Michael Patrick Lynch, profesor de Filosofía de la Universidad de Connecticut.
“El uso de los memes para comunicar la comunicación política ha sido una tendencia creciente desde hace tiempo, pero ahora el discurso ‘offline’ ya se imita al ‘online’, con lo que se puede inferir que toda nuestra cultura política se ha memificado”, añade.
Delia Rodríguez recuerda que conceptos como “Make America Great Again”, el famoso “Maga” que ya es un sinónimo de trumpismo, son también memes porque maximizan una idea simple y contagiosa.
“Cuando me imaginé una Memecracia hace diez años jamás pensé que llegaríamos a este momento. La expansión viral de las ideas ha roto todo el sistema informativo, solo importa que se lancen muchas ideas y de forma constante, da igual que sean verdad o no, que sean ocurrencias desquiciadas o propuestas serias. El objetivo real es que se compartan, disrumpir con ellas la opinión pública, saturar a los medios, desacreditar el sistema, contagiar el relativismo moral a la población, emocionalizarlo todo, crear un problema para aparecer como salvadores”, señala.