Ciudad de México, 16 feb (EFE).- El artista español Víctor López-Rúa regresa a México con una muestra de su obra pictórica “El instante vertical”, que busca inquietar y dialogar con el espectador y define como “metapintura”, al beber de las virtudes de la historia para avanzar hacia el futuro.
“(La muestra) intenta mirar hacia el futuro de la pintura. Siempre está haciendo preguntas al espectador y se basa mucho en una ironía inicial, para que pueda descubrir lo que se esconde detrás de cada obra”, explicó López-Rúa (Coruña, 1971) este jueves en entrevista con EFE.
La exposición, presentada en la galería Proyecto H del barrio Roma Norte, está compuesta por una decena de obras de gran y pequeño formato, cargadas de color y que retratan inquietantes figuras humanas, que interrogan al espectador con la mirada, en contextos naturales.
En las pinturas que conforman “El instante vertical” permea el bagaje cultural de López-Rúa y remiten, dijo, al cine y la literatura.
“Cada obra podría ser una secuencia cinematográfica en la que no sabemos ni el principio ni el final”, agregó.
También tiene fuertes influencias de algunas de las corrientes que marcaron la historia del arte, desde la invención de la perspectiva renacentista hasta el Impresionismo francés, las vanguardias o el Expresionismo.
“Me gusta el término de metapintura: las virtudes de la pintura de antes que llevan al futuro”, reflexionó.
Entre las obras expuestas, pintadas entre 2019 y 2022, destacan “Los juegos del bosque”, “El convidado” o “Sueño en el bosque”, títulos “irónicos” y que, aseguró, no se corresponden con el contenido.
ARTE, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
No obstante, uno de los aspectos más llamativos e innovadores de la obra del español es la combinación entre el arte, la ciencia y la tecnología para lograr óleos esteroscópicos, de los que puede admirarse su tridimensionalidad.
Una de las obras, “Brunch” (2022), que consta de dos copias ligeramente diferentes, está situada frente a un visor estereoscópico que permite contemplar la profundidad de la obra.
“He querido incidir en esa representación (estereoscópica) para que el espectador rompa con la barrera del lienzo y pueda tener una inmersión total en la obra. Desde el punto de vista del placer estético, pero a la vez de una reflexión sobre las posibilidades de la pintura, la ciencia y la técnica”, incidió.
El artista subrayó su intención de seguir trabajando alrededor de las técnicas estereoscópicas, a las que llegó mediante la “prueba y el error, el desarrollo empírico”.
López-Rúa tuvo su primer contacto con México en 2019, cuando expuso parte de su obra en el Centro Cultural de España de la capital, y desde entonces ha regresado con sus óleos otras tres veces.
“Es un país apasionado por el arte, con una cultura inmensa y un amor enorme por ella. Era uno de los destinos que siempre tenía en la cabeza”, indicó.