Ciudad de México, 17 oct (EFE).- La argentina Luciana Kaplan relata en el documental ‘Tratado de invisibilidad’ (2024) la realidad de las limpiadoras de espacios públicos en Ciudad de México, mujeres de todas edades que sufren actitudes “casi esclavas”, no solo por sus empleadores, sino también por los ciudadanos.
“Es un trato y un trabajo casi esclavo, el sueldo que perciben, más todas las situaciones en las que no son defendidas es gravísimo y nadie sabe lo que están pasando”, explicó la cineasta en una entrevista a EFE por la presentación de su filme en la sección de documental mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), que comienza este viernes.
Kaplan se sumerge en la cotidianidad de la vida de tres mujeres que trabajan para limpiar el metro, la cineteca o las calles de la capital mexicana, una de las ciudades más pobladas del mundo, con condiciones precarias bajo el esquema de subcontratación, por lo que a muchas de ellas se les debe dinero o han sufrido algún ataque.
Aunque los insultos, las agresiones y las faltas de respeto por parte de los peatones también son otra injusticia a la que se enfrentan estas trabajadoras a quienes, según Kaplan, sus empresas “no les dejan ni siquiera hablar” y pretenden que “se aguanten”.
Este problema que las pone en una situación de desamparo legal se debe a que el Gobierno de la capital subcontrata a otras empresas para que empleen a estas mujeres para ahorrar gastos, según denuncia.
Esto las obliga en muchas ocasiones a tener que comprar su propio material de trabajo, describe, pues el que les surten es de baja calidad, no les funciona o hasta les llega a lastimar sus manos al no contar con ningún equipo de seguridad.
“Ellas no tienen ninguna prestación laboral o seguro médico (…), se tienen que cuidar a sí mismas y, si les pasa algo, por ejemplo, han atropellado a muchísimas mujeres limpiando en la calle, nadie se hace responsable”, afirmó.
Una injusticia que no entiende de edades
Las protagonistas tienen desde 35 hasta 70 años, un rango de edad “abierto” que, de acuerdo con la documentalista, es por “la falta de trabajo”, especialmente en la tercera edad, cuando muchas mujeres todavía necesitan trabajar, entonces “de algo se tienen que mantener”.
“No han estudiado una carrera, entonces no pueden tener otro tipo de empleos (…) Hay una enorme discriminación hacia la gente de la tercera edad porque piensan que les pueden hacer cualquier cosa, que son unos viejos inservibles pero al mismo tiempo los contratan”, sostuvo.
Este tipo de actitudes, continúa la directora, lleva “al traste” los derechos laborales que los mexicanos han conseguido “después de siglos, de muchas luchas morales y de la cantidad de gente que ha muerto para alcanzar lo mínimo”.
Más difusión
Para la realizadora, este maltrato sucede por la “invisibilidad” a la que se ha sometido a las trabajadoras de limpieza, con tácticas “escalofriantes” por parte de las empresas del Gobierno que no les permitían hablar con ellas, “se ponían pálidas”, por ello, en el documental también hay anonimato de rostros y nombres.
Kaplan defiende que se debe reabrir esta conversación, de narrar una historia que hay que contar, “porque nadie más lo va a hacer”.
“Uno ve cómo ciertas situaciones, historias o personajes que te enojan, y yo lo que sé hacer es películas, con ese medio puedo hablar de lo que veo y que me parece que la sociedad debe conocer. Esto se tiene que discutir y creo que el documental es una ventana muy poderosa porque llega a muchas pantallas”.