Nueva York, 16 ene (EFE).- La artista argentina Ana María Hernando inauguró este martes en la plaza neoyorquina del Madison Square Park su nuevo proyecto, un paisaje primaveral compuesto por nubes y una cascada de tul rosado que rompen con el tono gris que hoy trajo a la ciudad la primera tormenta invernal del año.
Bajo la nieve y el frío, las estructuras -que podrán verse hasta el 17 de marzo- aportan luz y calidez tanto al paisaje como al espectador: “Quería adelantar la primavera y atender a ese anhelo que tenemos por lo que es suave y liviano, por lo que nos ayuda a seguir caminando”, expresó a EFE la artista.
“Pretendo alimentar lo bueno en nosotros para no congelarnos, porque si nos congelamos no podemos movernos hacia cosas mejores”, añadió.
Las instalaciones recuerdan en cierta forma a unas flores que se alzan frente al espectador y flotan sobre el parque, y el hecho de que amaneciesen hoy llenas de nieve agudizó aún más el contraste entre el crudo invierno que vive la ciudad y la sensación primaveral que trata de evocar la artista.
Hernando hizo referencia a un invierno “que asola a toda la humanidad” y que llena de oscuridad al mundo: “Quería hacer una obra para recordarnos que nosotros somos mucho más que la oscuridad, que somos mucho más que nuestras tristezas”, explicó.
En este sentido, la argentina subrayó la importancia de la unión social como una forma de combatir la oscuridad, los meses de invierno y el peso de la vida contemporánea, y las obras que desde hoy se exponen en esta plaza de Manhattan son una metáfora de la experiencia humana compartida.
Siguiendo esta premisa, su proyecto intenta transmitir al espectador esperanza, poder y resistencia a través del uso del tul rosa de distintas tonalidades, que además aporta volumen a las esculturas y genera una sensación de movimiento.
El título del conjunto de nubes, ´Dejar que el cielo sepa´, es un “gesto poético” que invita al espectador a reflexionar sobre qué quiere contarle al universo, mientras que el nombre de la cascada de tul, ´Un manantial de bondades agrestes´, evoca la “selva de bondades” de la ciudad de Nueva York, repleta de gestos caritativos entre desconocidos.
Las mujeres tejedoras como inspiración
Las mujeres que trabajan las telas a mano son fundamentales en las obras de Hernando, que cuando era joven trabajaba en la fábrica textil de su familia en Buenos Aires, donde cosía junto a otras mujeres por las que ahora muestra una profunda admiración.
También inspiran sus proyectos las tardes en que su madre y sus abuelas se reunían en su casa para charlar y hacer ganchillo: “Admiro los círculos de mujeres que se han reunido a lo largo de los siglos para colaborar y trabajar juntas, para acompañarse unas a otras. En mi trabajo busco estos momentos de unión”, afirmó.
En sus obras, Hernando se inspira en las creaciones tradicionales y contemporáneas de las mujeres de América Latina y de los latinoamericanos que han emigrado de sus países de origen, así como en los bordados de las monjas de clausura de Buenos Aires y en los tejidos y mercancías de las mujeres peruanas de los Andes.
Su pasión por el tul no llegó hasta 2020, durante la cuarentena de la Covid-19, cuando solo tenía este material en casa: “Cuando ocurre algo que está fuera de nuestro control, uno puede pelearse o unirse al movimiento y fluir con lo que viene. Yo lo tomé como una oportunidad”, expresó.
El proyecto forma parte del vigésimo aniversario del programa artístico de Madison Square Park Conservance, que para celebrarlo albergará otros eventos como un encuentro con artistas o la emisión de un breve documental.