Naciones Unidas, 26 jul (EFE).- El Gobierno de Kiev y varios de sus aliados occidentales acusaron hoy ante la ONU a Rusia de estar tratando de elevar para beneficio propio los precios globales de los cereales con su bloqueo a las exportaciones por el mar Negro y sus ataques a puertos e instalaciones de grano en Ucrania.
“Estas acciones buscan eliminar un competidor del mercado, aumentando deliberadamente los precios globales de los alimentos y beneficiándose a costa de millones de personas en todo el mundo que sufrirán”, dijo el embajador ucraniano ante Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsya.
Ese mensaje lo reiteraron varios países como el Reino Unido, Estados Unidos o Francia, que cargaron contra el Kremlin por usar los alimentos “como arma de guerra”.
“Rusia ha estado bloqueando deliberadamente las exportaciones desde los puertos ucranianos para generar un aumento de los precios agrícolas e inflar los beneficios de sus propias exportaciones”, insistió el embajador francés, Nicolas de Rivière.
Numerosos países, más allá de las potencias occidentales, subrayaron -aunque con menos contundencia- que atacar instalaciones civiles como puertos de mercancías viola normas internacionales.
Para Ucrania, mientras, las acciones de Rusia “merecen una respuesta contundente”, pues de lo contrario Moscú verá vía libre para una “escalada”, atacando buques civiles en el mar Negro y diseminando más minas marinas.
Según el embajador ucraniano, el plan de Moscú pasa por desanimar a todo barco de navegar por esa zona y culpar a su país de cualquier incidente que se produzca.
La cuestión de las exportaciones de cereal ucraniano por el mar Negro, paralizadas tras la salida de Rusia del pacto que las había facilitado durante el último año, centró la segunda de las dos reuniones sobre Ucrania que hoy celebró el Consejo de Seguridad.
En esta segunda, convocada a petición de Kiev, Moscú optó por ausentarse, un movimiento muy poco habitual en el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas.
La primera, impulsada por Rusia, se había centrado en las libertades religiosas en Ucrania, con el representante del Kremlin acusando a Kiev de reprimir a la iglesia ortodoxa que se ha mantenido fiel a Moscú y Occidente centrándose en denunciar la destrucción de la Catedral de la Transfiguración de Odesa por parte del Ejército ruso el pasado domingo, algo que Rusia ha negado.