Los Ángeles (EE.UU.), 18 dic (EFE).- Hace exactamente un año y seis días, la demócrata Karen Bass plasmó su nombre en la historia de Los Ángeles como la primera alcaldesa de la ciudad californiana y la segunda persona de raza negra, tras el icónico Tom Bradley, en ostentar el cargo.
Durante el primer año, a Bass (Los Ángeles, 1953) se le han acumulado muchos frentes abiertos que han puesto a prueba su talante político pero, por encima de todos ellos, hay una problemática en cuya resolución la otrora activista he pensado cada día de mandato: la dramática crisis de personas sin techo que vive la ciudad.
“Mi primer año ha estado absolutamente centrado en tratar de hacer frente al problema de las personas sin hogar”, sintetizó Bass en una entrevista telefónica con EFE.
Miles de tiendas de campaña, improvisados campamentos de cartón y chapa, y desvencijadas autocaravanas evidencian el profundo reto de individuos en situación de calle -muchos de ellos con problemas mentales- que recorre Los Ángeles de punta a punta como un tumor cronificado.
La ciudad ha liderado en diferentes años la penosa clasificación nacional de urbes con mayor número de sintechos.
Una estadística que en 2022 fue de 46.260 personas -un 10 % más que el año anterior- sin tener en cuenta el resto de su área metropolitana, según datos de la Autoridad de Servicios para Personas sin Hogar de Los Ángeles (LAHSA, en inglés).
“Nuestra estrategia consiste primero en tratar de acabar con los campamentos callejeros, limpiar las zonas y alojarlos para que no vuelvan en dos días y todo siga igual. Lo hacemos a través de un programa del que ya se han beneficiado 2.000 personas”, expresó Bass que, en cuanto fue nombrada alcaldesa, declaró el estado de emergencia por esta crisis.
Nacida en el sur de Los Ángeles -donde se sitúan algunos de los barrios más deprimidos- y conocedora de primera mano de la realidad de estas áreas, Bass ha presupuestado una inversión milmillonaria para enfrentar la situación, pasó a formar parte de la comisión encargada de LAHSA y no se saca de la cabeza la construcción de más viviendas sociales.
Acelerar la construcción de viviendas sociales
“Estamos tratando de acelerar la construcción de viviendas todo lo posible. Lo que nos dicen los constructores es que lo que antes se tardaba seis meses en sacar adelante, ahora se consigue en una media de 37 días”, detalló la excongresista, quien no descarta que las estadísticas puedan seguir creciendo cuando se publiquen los datos de su primer año de gestión.
Debido principalmente a los disparados precios del alquiler y de la vivienda en Los Ángeles, y a un repunte de los desahucios sin alternativa habitacional después de que concluyera la moratoria que protegía a los inquilinos durante la época de pandemia.
“No todo el mundo puede permitirse mudarse a otra parte. Me inquieta mucho que las cifras sigan subiendo, pero lleva tiempo abordar un problema que tardó 30 años en desarrollarse”, dijo Bass a EFE.
Una tendencia que se repite en el resto del Estado Dorado donde, según encuestas como California Community Poll, 4 de cada 10 habitantes sopesa mudarse a otro lugar.
Además, en ciudades como Los Ángeles el coste de vida es el 148 % superior a la media nacional, con estudios que revelan ya que para no pasar apuros allí deben ingresarse unos 75.000 dólares anuales libres de impuestos.
“Una gran preocupación” por la crisis del fentanilo
Si alarmante es el reto del sinhogarismo en Los Ángeles, la alcaldesa tampoco se olvida de otra crisis íntimamente relacionada que está devastando sobre todo a personas en situación de calle: el consumo de fentanilo.
“Es una gran preocupación. Una gran preocupación”, recalcó la regidora en declaraciones a EFE tras aportar el dato de 2022 por el que “2.000 personas murieron de sobredosis, principalmente de fentanilo” -un 60 % de los casos- en Los Ángeles.
“Estamos destinando más fondos municipales a programas de tratamiento de drogodependencias y trabajando en colaboración con el condado para que la gente pueda permanecer en ellos durante más tiempo”, explicó Bass sobre el fentanilo, que impacta mayoritariamente en las comunidades afroamericanas de la ciudad.
En el marco de su lucha por acabar con el sinhogarismo o tratar de remediar la crisis de drogas, Bass está demostrando una gran voluntad por dotar de más recursos al Departamento de Policía de Los Ángeles, que lleva años lastrado por una hemorragia de personal al no contar con candidatos suficientes para ir supliendo retiradas y jubilaciones.
“Les hemos subido los sueldos y hemos contratado a más agentes de los que se han contratado en muchos años. Más de 1.000 personas solicitaron ser agentes de policía en los últimos dos meses. El mejor dato desde 2020 (…) Quiero hacer estas reformas para mejorar la seguridad pública”, argumentó Bass.
Hasta finales de agosto, el número de homicidios y violaciones en Los Ángeles cayó un 24 y un 17 %, respectivamente, si se compara con el año anterior, pero el porcentaje de robos de objetos personales y asaltos escaló un 42 y un 14 % en esos primeros ocho meses.
Bass se desempañaba como congresista en Washington DC antes de vencer en la carrera por el consistorio de Los Ángeles al magnate empresarial Rick Caruso y su cercanía al presidente Joe Biden es tal que llegó a considerarla como vicepresidenta, puesto que finalmente recayó en la también californiana Kamala Harris.
Inmersa en su propia cruzada angelina, y más aliviada en los últimos meses tras la resolución de las huelgas de Hollywood, la alcaldesa asegura a EFE que, a pesar del racismo y la misoginia existentes, trabaja “aún con mayor determinación” y “nunca traicionaría” a sus votantes, aunque en los próximos comicios presidenciales le ofrecieran un puesto en la capital de EE.UU.