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Los Ángeles, 6 sep (EFE).- Autoridades federales de EE.UU. investigan este martes el masivo ataque cibernético que deshabilitó los sistemas del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (Lausd), el segundo más grande de EE.UU., el pasado fin de semana, y que ha sido catalogado como de “naturaleza criminal”.
El ataque, que comenzó la noche del sábado pasado, desconectó el sitio web del distrito, y provocó que los trabajadores y los estudiantes perdieran el acceso al correo electrónico.
Los sistemas que los maestros usan para publicar lecciones y tomar asistencia también fallaron.
El superintendente del Lausd, Alberto Carvalho, dijo en una conferencia de prensa que los registros confidenciales de los estudiantes y la información de los empleados no fueron robados.
Explicó que el ataque era de “naturaleza criminal” y que por consejo de los investigadores no proporcionará más detalles.
Agregó que el Lausd no recibió ningún pedido de rescate por parte de los piratas informáticos.
Tanto el FBI como el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) colaboran con la investigación del ataque al segundo sistema escolar más grande de la nación, que cuenta con 540.000 estudiantes y 70.000 empleados.
Las autoridades creen que el ataque de Los Ángeles se originó fuera de Estados Unidos, y han identificado tres países potenciales aunque Carvalho no dio más detalles.
Las clases se desarrollan este martes de forma normal. Sin embargo, los estudiantes y empleados han tenido que cambiar sus contraseñas del correo, entre otras medidas.
Tras el ataque, Lausd dijo que se tomarán medidas para mejorar la ciberseguridad.
Los ataques de piratas informáticos se han convertido en una creciente amenaza en las escuelas y empresas de Estados Unidos. En mayo, el sistema de escuelas públicas de Chicago anunció que un ataque a su sistema expuso los registros de cuatro años de casi 500.000 estudiantes y poco menos de 60.000 empleados.
El 7 de mayo del año pasado la red de oleoductos Colonial, que proporciona la mitad del combustible que se consume en la Costa Este de Estados Unidos, sufrió uno de los ataques cibernéticos más graves y costosos sufridos en el país.
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