Toronto (Canadá), 12 may (EFE).- Grupos indígenas canadienses exigieron este viernes a las autoridades del país la búsqueda en un vertedero de basura de la ciudad de Winnipeg de los restos de dos mujeres aborígenes después de que la Policía se negase a actuar.
La gran jefa de la Asamblea de Jefes de Manitoba, que aglutina a todas las naciones indígenas de esa provincia, Cathy Merrick, declaró durante una rueda de prensa que la negativa de buscar los restos de las mujeres desaparecidas es un mensaje a todos los grupos aborígenes de Canadá.
“Si no se realiza la búsqueda, demostrará a todos los indígenas de Canadá que este Gobierno condona el acto de desechar los cuerpos de mujeres indígenas en basureros”, dijo Merrick.
“Es descorazonador decir estas palabras: ‘desechar mujeres en basureros'”, repitió.
Merrick y otros líderes indígenas presentaron un informe que concluye que la búsqueda de los restos en el vertedero es posible, que necesitará entre 12 meses y tres años, y que costará entre 84 y 184 millones de dólares canadienses (62 y 135 millones de dólares estadounidenses).
Los líderes indígenas añadieron que se debe realizar la búsqueda a pesar del coste y dijeron que si las mujeres desaparecidas fuesen blancas, el dinero no sería obstáculo para realizar la búsqueda.
Familias y grupos indígenas creen que los restos de Morgan Harris y Marcedes Myran fueron arrojados a un vertedero por Jeremy Skibcki, un residente de Winnipeg, en la zona central de Canadá, que está acusado de matar a al menos cuatro mujeres.
El cadáver de otra de las mujeres que Skibcki presuntamente mató, Rebecca Contois, fue localizado en junio de 2022 en uno de los vertederos de Winnipeg.
La Policía de Winnipeg ha señalado que teme que Skibcki arrojó los restos de Harris y Myran en el vertedero de Prairie Green, en las cercanías de la ciudad. Pero la Policía se ha negado a iniciar la búsqueda de los restos al considerar que es una tarea peligrosa y sumamente cara.
Desde hace décadas, la Policía de Winnipeg se enfrenta a continuas acusaciones de racismo y violencia contra los indígenas. En 2001, una comisión de investigación oficial determinó que “las pruebas son claras de que el racismo existe en el Departamento de Policía de Winnipeg”.
Y en febrero de 2021, el propio jefe de Policía, Danny Smyth, reconoció en una declaración que las acciones pasadas del cuerpo policial “han contribuido a lastimar a personas de minorías raciales, especialmente indígenas”.