Nueva York, 15 nov (EFE).- Los hondureños abarrotaron hoy la sala de un tribunal federal en Nueva York donde su expresidente, Juan Orlando Hernández, (2014-2022), enfrentará juicio el próximo año, a quien gritaron “narcotraficante” y otros epítetos.
Hernández, que asistió a la audiencia con un uniforme caqui de prisionero, enfrentó hoy la segunda audiencia tras ser extraditado el pasado abril, acusado de tráfico de cocaína y posesión de armas pesadas, cargos de los que se declaró no culpable.
Tan pronto Hernández entró a la sala, ciudadanos hondureños, -que habían aguardado pacientemente frente a la sala del juez Kevin Castel que preside el caso- le gritaron al exmandatario, que no volteó para mirar y que pasó la mayor parte del tiempo con los audífonos puestos.
Tal vez no es cuchó a quien le dijo “Así te quería ver, pide perdón delincuente por todo el daño que le hiciste”, o al que dijo “Arrepiéntete, acabaste con el país”.
El exmandatario, de 54 años, detenido en la cárcel federal en el condado de Brooklyn, fue acusado por el Gobierno de EE.UU de tres delitos cometidos entre 2004 y 2022: conspiración para la importación de cocaína, posesión de ametralladoras y armas pesadas y conspiración para la posesión de dicho armamento, acusaciones que pueden costarle la cadena perpetua.
El juicio está previsto que comience el 24 de abril de 2023, pero su abogado Raymond Colón cree que esa fecha “se puede extender debido a la evidencia voluminosa” que la defensa debe evaluar.
Colón dijo al juez Castel -que también presidió el juicio contra el excongresista Antonio “Tony” Hernández, hermano de Juan Orlando- que la fiscalía omite información exculpatoria sobre su cliente.
De acuerdo con Colón, en los resúmenes de las grabaciones que le han entregado, faltan varias cosas y son casi inaudibles. El juez Castel pidió al abogado que hablara con la fiscalía sobre las transcripciones, que deben ser en español.
En un aparte con la prensa, Colón dijo que en las grabaciones que él ha revisado con Hernández, han podido ver a funcionarios del gobierno, entre ellos alcaldes y militares, empresarios y agricultores reunidos con narcotraficantes.
“Se ha quedado totalmente sorprendido porque ha visto gente con la que bregó, políticos, funcionarios del gobierno, que pensaba que eran aliados (pero) han recibido sobornos”, señaló Colón, que atribuye las acusaciones de narcos hechas contra Hernández a las consecuencias de la lucha que libró desde el Parlamento y luego desde la presidencia, en apoyo a la extradición y contra el narcotráfico.
Aseguró que en los tres videos no puede deducirse la vinculación de Hernández con el narcotráfico. Al contrario -agregó- se les escucha decir, en referencia al expresidente, “no nos hace caso”, “es un hijo de puta” o “dimos dinero a su campaña”.
“Dicen que entregaron dinero a la campaña, pero no dice que entregaron dinero a Hernández”, aclaró y agregó que “las omisiones son bastante claras, están ahí, las hemos escuchado”.
Colón también le expuso al juez que han tenido problemas para tener acceso a su cliente.
Explicó en el aparte con periodistas a la salida del tribunal, que al principio afrontaron un sinnúmero de problemas porque su cliente “a veces no podía bajar (de su celda) porque había mareros” hondureños, pero, ya fue trasladado a otro edificio de la prisión. Mientras espera por su juicio, comparte en esa área con presos que están cooperando con la fiscalía.
Colón cree que la fecha para el juicio será pospuesta, pese a que el juez mantiene la del 24 de abril y para esa fecha la fiscalía debe haber sometido a la defensa las pruebas con que cuenta para este caso.
Indicó que aún no le han entregado la lista de testigos y tampoco “hemos recibido la evidencia clasificada de la CIA. Tarde o temprano habrá un enfrentamiento entre el Departamento de Justicia y la CIA” que no querrá entregar información para no comprometer a sus informantes o exinformantes”.
Al finalizar la audiencia, en al que el juez fijó las próximas fechas a partir de marzo del 2023 para que la fiscalía entregue evidencia, la defensa la evalúe y responda, Juan Orlando Hernández se levantó de su asiento y se escuchó en la sala gritos de “narcotraficante” mientras él continuó su camino sin volver la mirada.