Naciones Unidas, 13 feb (EFE).- “Un vientre vacío es combustible para la agitación” social, dijo hoy ante el Consejo de Seguridad el secretario general, António Guterres, en una sesión dedicada a tratar la relación entre crisis climática, inseguridad alimentaria y conflictos armados en el mundo.
La sesión fue convocada por Guyana, presidente de turno del Consejo de Seguridad, y contó con la presencia de su propio presidente, Mohamed Irfaan Ali, quien antes de comenzar hizo una declaración acompañado de los representantes de diez países miembros del Consejo, pero no de Rusia ni de China, países que suelen objetar que el Consejo se ocupe de temas climáticos.
Guterres recordó que en 2022 el clima y los conflictos armados fueron las principales causas de la inseguridad alimentaria aguda para 174 millones de personas, y citó entre sus manifestaciones más evidentes las inundaciones y las sequías que destrozan cosechas, cambios en los océanos que perturban la pesca o la degradación de tierras y de aguas subterráneas.
Entre los países que más están sufriendo esta relación entre hambre y conflicto citó los casos de Siria, Birmania, Gaza (Palestina), Haití, Etiopía y Sudán, lugares todos ellos donde millones de personas han pasado a depender de la asistencia internacional.
Pero Guterres añadió la “grotesca” situación que supone que en este mundo con tanta crisis alimentaria “un tercio de la comida se malgasta mientras que cientos de millones de personas se acuestan cada noche con hambre”.
Y además -subrayó- “el consumo alimentario, la producción y la distribución son responsables de un tercio de las emisiones de efecto invernadero”.
En su tono cada vez más apocalíptico, Guterres recordó cómo era perturbador “ver que gobiernos gastan enormemente en armamento mientras que privan hasta el hambre a sus presupuestos de seguridad alimentaria, seguridad y acción climática”.