Nueva York, 3 mar (EFE).- El arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, artífice de rascacielos e infraestructuras muy reconocibles por todo el mundo, ha fallecido a los 78 años en Nueva York, donde residió buena parte de su vida y fundó el estudio que lleva su nombre, según se conoció este viernes.
La noticia de su muerte la transmitió primero esta mañana la abogada y política argentina Elisa Carrió, amiga de la familia Viñoly, que lamentó en un mensaje en su cuenta de Twitter la muerte del arquitecto y envió sus condolencias a su esposa y tres hijos.
Rafael Viñoly Architects, la empresa del arquitecto con sedes en Nueva York y Londres, no ha respondido todavía a varias solicitudes de confirmación de EFE.
Según el diario Correo Punta del Este, el arquitecto “falleció en las últimas horas” en Nueva York “a causa de un aneurisma”.
La Intendencia de Montevideo, a través de Twitter, se sumó a los lamentos por la pérdida de Viñoly y lo describió como “un gran creador y pensador de la arquitectura”, cuya obra queda “como legado para futuras generaciones”.
Viñoly (Montevideo, 1944) se graduó en Arquitectura en 1969 en Argentina, país al que emigró en su juventud, y comenzó entonces una fructífera carrera que le llevaría a instalarse en la Gran Manzana y fundar allí su propio estudio en 1983.
Su primer gran proyecto en Nueva York fue diseñar la Universidad de Justicia Criminal John Jay (1988), y uno de los más reconocibles hoy en la ciudad es el esbelto rascacielos de 425 metros de altura en el centro de Manhattan (el 432 Park Avenue), completado en 2015.
La fama de Viñoly fue catapultada a nivel internacional después de que ganara en 1989 una competición para diseñar el Forum Internacional de Tokio, considerado el complejo cultural más grande e importante de ese país.
En Uruguay, fue artífice de grandes infraestructuras reconocidas como el Aeropuerto de Carrasco, el edificio Acqua de Punta del Este y el Puente de la Laguna Garzón, y recientemente dirigió la renovación del hotel San Rafael en Punta del Este.
A ellos se suma una universidad en Abu Dhabi, un teatro en Leicester o una academia de fútbol en Manchester, entre las obras más destacadas que muestra su estudio en su página web.
El arquitecto se guiaba por “la creencia de que la responsabilidad esencial de la arquitectura es elevar el ámbito público” y el interés de “maximizar la oportunidad para la inversión cívica generada por cada proyecto de construcción”, describe la página de su firma.
Algunos de sus edificios causaron polémica, como el conocido como “Walkie Talkie” de Londres, cuya fachada reflectante concentraba tanto los rayos de sol que era capaz de chamuscar y calentar objetos, un problema que fue subsanado.
El propio 432 Park Avenue, actualmente una de las siluetas más reconocibles de Manhattan, no ha estado exento de polémicas por defectos estructurales en su interior, como el empuje del viento -muy desagradable en los pisos altos, según sus residentes- o las frecuentes averías en sus ascensores. E