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Williams Viera | [email protected]
Foto crédito: Williams Viera
En algunas viviendas, en esta época, lo grave que tienen es el césped. Con solo verlo se puede intuir lo mal que se encuentra. No es el verde impecable que suele presentar la hierba luego de ser cortada, debido a que muchas zonas tienen colores marrones y que anuncian descuido o abandono.
Entonces, para solucionar esa condición están cientos de miles de personas en toda la Unión Americana que hablan español, inglés u otro idioma que son inmigrantes, blancos, negros o hispanos que con moto guadaña en mano, gafas, cortacésped, bordeadores, sopladoras, tractores, camisa fresca, pantalón y zapatos, obtienen el sustento para sí y para sus familias al cortar el pasto que los dejan impecables y con otro aspecto.
HISTORIA
Los hermanos López Cruz, Ebert y Gabriel, integran ese grupo de cientos de miles de personas que van de aquí para allá y viceversa cuidando yardas de pasto en aquellas viviendas en las que se ve enfermo y con apariencia deslucida.
“En este trabajo hay que seguir algunas pautas para cortar la grama de manera correcta. Un error es cortarla demasiado. Para la mayoría de los casos, hay que hacerlo para que quede a una altura de entre 2 y medio y tres pulgadas, la medida es ideal para el verano”, comentó Ebert, de 38 años de edad, de los cuales seis lleva haciendo este trabajo junto a su hermano. “El césped que se corta más alto suele tener raíces más profundas, menos problemas de malezas y luce mucho mejor”.
INMIGRANTES
Los hermanos López llevan 18 años viviendo en Estados Unidos y durante ese tiempo han trabajado en construcción y en otros oficios.
“Hemos sobrevivido y mirando hacia el futuro”, dijo Gabriel, de 36 años. Él trabaja en una empresa de paquetería hacia México, su tierra natal en donde permanecen sus padres, Gabriel Eloy y Marcelina, junto a sus hermanas, Martha y Miriam.
“Mis hermanas cuidan a nuestros padres. Ellos vienen y permanecen algunos meses aquí y luego regresan porque no les gusta Estados Unidos, ya que consideran que en este país sólo es trabajo y trabajo y nada más, mientras allá se trabaja pero se disfruta de la vida”, indicó Ebert, quien trabaja además el fin de semana pegando bloque, ladrillo o pintando casas.
¿SABÍA UD QUE…?
• De 2010 al 2020 murieron 5.964 personas por cuidar el césped y el jardín. Es decir, 597 por cada año.
• En ese mismo tiempo, las salas de emergencia registraron 3,2 millones de lesiones mientras se cuidaba el césped y el jardín. Unas 26.000 por mes.
• Las lesiones, en su mayoría, requieren cirugía y su costo tiene un promedio de 37.000 dólares por paciente, según el centro de investigaciones Johns Hopkins.
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