Miami, 19 abr (EFE).- Los seres humanos tenemos que entender que por muy bien que cuidemos a un chimpancé y por mucho que se nos parezca debe vivir con los suyos, dice a EFE el primatólogo Andrew Halloran, responsable en una reserva de Florida de cuatro chimpancés que vivían en el garaje de un Airbnb.
Halloran viajó a Union Ridge (Ohio) a recoger a Anna, Lucy, Cash y April, los cuales están desde hace solo unos días en la reserva de la organización Save the Chimps en Fort Pierce (Florida).
“No importa lo bueno que seas con un chimpancé, no podrás proporcionarle lo que necesita. Necesitan un lugar como éste donde hay un espacio de cientos de acres y muchos amigos y compañeros chimpancés para que puedan vivir como chimpancés”, dice.
En la reserva de Save the Chimps, una organización que se sostiene solo con donaciones privadas y necesita ayuda para poder cumplir su cometido, viven 230 chimpancés, unos primates cuyo ADN coincide en un 98,6 % con el de los humanos.
LAS BUENAS INTENCIONES PUEDEN HACER DAÑO
La mayoría proviene de laboratorios, donde antes los usaban para probar medicamentos y tratamientos, o de la industria del entretenimiento y otros fueron mascotas de personas que en muchos casos tenían “buenas intenciones”, dice Halloran.
Fundada por la primatóloga Carole Noon en 1997 y situada en una finca de 60,7 hectáreas distante unos 205 kilómetros de Miami, la reserva es el paraíso perdido de los chimpancés.
Para los chimpancés que viven en la naturaleza en zonas del centro y oeste de África y están en peligro de extinción, ese paraíso también se perdió o se está perdiendo a causa de la desforestación y la invasión de su hábitat por parte del hombre.
Anna, Lucy, Cash y April todavía no pueden disfrutar libremente de las praderas y las estructuras de madera para saltar y columpiarse que hay en la reserva, ni de la compañía de los otros residentes, como los llama Halloran, director de Save the Chimps para lo que tiene que ver con la conducta de los animales y su cuidado.
Los cuatro van a pasar un período en cuarentena, que puede ser de 30 días o más, alojados en un gran espacio cubierto pero con paredes hechas de una malla a través de la cual circula el aire.
“Son muy hábiles, muy sociales, y creemos que realmente les irá bien aquí, donde podrán vivir en un hábitat isleño de cinco acres (2 hectáreas) con 14 o 15 chimpancés más”, subraya el primatólogo.
CHIMPANCÉS VIVIENDO EN EL GARAJE DE UN AIRBNB
La reserva cuenta con doce islas rodeadas de canales y en cada una vive un grupo de chimpancés, que son elegidos para convivir por los especialistas en razón de diversos criterios.
Antes de ser entregados a Save the Chimps, los cuatro vivían en un lugar cerrado del tamaño de un garaje para dos automóviles y con muy poca luz en una casa que se alquilaba a través de Airbnb, donde había otros animales que servían de entretenimiento a los huéspedes.
Tenían acceso a una pequeña jaula en el exterior, pero en Ohio hacía demasiado frío para ellos y estuvieron varios meses sin salir.
“Cuando llegaron aquí llovía y una de las hembras, Anna, simplemente se tumbó bajo la lluvia, algo que probablemente no había sentido en mucho tiempo”, cuenta Halloran.
“Se les veía muy, muy felices”, dice el primatólogo sobre su llegada a la reserva y explica que si por un tiempo va a estar apartados de los otros es para asegurar que no tengan enfermedades que puedan ser contagiosas, pero también por la necesidad de aclimatación a su nuevo entorno.
“Ser presentado a un gran grupo de chimpancés puede ser muy, muy estresante”, subraya.
A juicio de Halloran, ha habido algunas “grandes victorias” en los últimos 10 ó 20 años en la lucha por un trato digno para los chimpancés.
“Una -dice- ha sido que los chimpancés ya no se utilizan en la investigación biomédica y otra cosa que es realmente buena es que Hollywood generalmente ha dejado de usar chimpancés en las películas”.
Aunque cada vez es más difícil comprar un chimpancé, Halloran se queja de que hay personas que todavía los tienen como mascotas.
El primatólogo cree que para los chimpancés es una “maldición” su parecido con los humanos, porque “ha hecho que los usen para cualquier cosa”.
“Son una especie realmente magnífica, son únicos, son mucho más que estar cerca de parecer humanos. Hay especies por derecho propio y hay algunas diferencias realmente clave entre humanos y chimpancés”, asevera.
Ana Mengotti