Miami, 6 jul (EFE).- El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, a quien el papa Francisco ordenó dejar Nicaragua en 2019, manifestó en Miami su apoyo a la “dolorosa decisión” del obispo preso Rolando Álvarez, quien se negó al destierro a cambio de su libertad, y dijo que él hubiera hecho lo mismo de no ser por la instrucción recibida.
Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí (norte de Nicaragua), quien cumple una condena de más de 26 años de prisión por “traición a la patria”, fue excarcelado el miércoles, pero fue devuelto a la cárcel tras negarse a abandonar Nicaragua, según informó a EFE una fuente diplomática.
Sin embargo, el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes negó que hubiera llegado a estar fuera de prisión por un tiempo.
Báez, que desde que llegó a Miami en 2019 cumple su misión pastoral en la parroquia de Santa Agatha, en Sweetwater, el barrio nicaragüense de la ciudad, escribió un mensaje en Twitter para exponer su posición ante el caso de Álvarez.
Su mensaje acaba con una petición a la Iglesia católica para que denuncie la “injusticia” que sufre Álvarez y ore por él.
Báez cuenta que habló con Álvarez en agosto de 2022, cuando todavía estaba “secuestrado” en Matagalpa, y él le dijo que “no se iría de Nicaragua por ningún motivo, al menos que el Papa se lo mandara” y que la suya era una “decisión en conciencia ante Dios”.
“No hay nada que negociar. Conozco a Rolando y nunca negociaría una decisión de conciencia que ha tomado y que yo comprendo plenamente”
Báez dijo que en 2019 él hubiera hecho lo mismo que Álvarez.
“Yo nunca me hubiera ido desterrado de mi país. Si salí fue en obediencia al papa que me lo mandó”.
El obispo auxiliar de Managua dice comprender y apoyar la decisión de Álvarez, que “como ciudadano inocente tiene derecho a vivir libre en su país”.
“Además, un obispo pastor no se va lejos de su pueblo porque una dictadura se lo impone. Yo hubiera actuado igual, aun pagando un precio de dolor”, subraya.
Baéz termina diciendo que va a continuar “denunciando el crimen que comete la dictadura sandinista” contra su “hermano obispo”, exigiendo su liberación y orando por él cada día para que “sea fuerte y tenga salud y mucha esperanza”.
El obispo auxiliar de Managua fue enviado a Miami por razones de seguridad, según informó en su día la Iglesia católica. Sus denuncias de la represión de los participantes en las protestas que estallaron en abril de 2018 en Nicaragua le valieron amenazas de muerte de parte del régimen del presidente Daniel Ortega.
Hasta el 7 de junio pasado el Gobierno de Nicaragua había obligado a 77 religiosos a abandonar el país desde que estalló la crisis sociopolítica en esta nación centroamericana en abril de 2018, incluido al obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, y monjas extranjeras, según la investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina.