Nueva York, 24 ene (EFE).- El Juez Brian Cogan, que preside el proceso por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública Genaro García Luna mostró este martes sus reservas sobre el testimonio del narcotraficante Tirso Martínez Sánchez, y anunció que decidirá entre esta noche y mañana sobre su relevancia.
Martínez, testigo cooperante de la Fiscalía, fue presentado como el encargado del envío de cocaína del cartel de Sinaloa a Estados Unidos por tren desde México a tres ciudades estadounidenses.
Subió al estrado después de que el narco Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, asegurara que presenció a partir de 2001 el pago de sobornos al exsecretario mexicano a cambio de su ayuda a los narcos en su negocio y en la lucha contra clanes rivales.
Durante el testimonio de hoy, Martínez, a preguntas del fiscal Philip Pilmar, explicó el funcionamiento del tráfico de cocaína a través de trenes de cargo desde la ciudad de México a Los Ángeles (California), Chicago (Illinois) y Nueva York, pero no hizo ninguna mención al acusado.
Tras la retirada del jurado y del testigo, el fiscal explicó que espera que Martínez testifique que uno de los narcos del cartel de Sinaloa con los que trabajaba, identificado como Jorge, le ofreció ponerle en contacto con García Luna para pagarle sobornos y así asegurarse de que sus cargamentos de droga escondidos en grandes depósitos de aceite trasportados por tren no serían registrados.
Interrogado por Cogan, Pilmar agregó que pretendía con ello mostrar que García Luna no solo no era un enemigo del cártel, sino alguien que estaba disponible en cualquier momento para ayudar a cambio de dinero.
La defensa de García Luna también protestó contra la presentación de este testigo ya que los hechos a los que se podría referir ocurrieron en los años 90 y en 2000 o 2001, cuando los supuestos crímenes por los que está siendo juzgado el exministro mexicano son los comprendidos entre los años 2001 y 2012.
Martínez entró a la sala después del testimonio de El Grande, que se extendió durante dos jornadas. Desde su silla, García Luna siguió hoy con mucha atención las preguntas de su abogado César de Castro al testigo, así como las respuestas de El Grande.
De Castro, además de insistir en el carácter criminal de El Grande, que ya cumplió condena en Estados Unidos y vive en libertad, subrayó que no había grabaciones de audio o vídeos de los encuentros de los miembros del clan con García Luna, a pesar de que, como declaró el narco, el clan de los Hermanos Beltrán Leyva, para el que trabajaba El Grande, solía grabar sus conversaciones con dirigentes y políticos.
Asimismo, el abogado puso en duda que, como aseguró El Grande, García Luna se reuniera con una asiduidad mensual con Arturo Beltrán Leyva en ciudad de México, donde miembros del clan lo recogían supuestamente en el párking público de un supermercado antes de llevarlo a una “casa segura” donde se reunían.
De Castro mostró sus dudas a los miembros del jurado de que fuera posible que un ministro, conocido públicamente, hiciera eso con regularidad, a la luz del día y en horas de trabajo.