Miami, 11 sep (EFE).- Un largo rosario de poblaciones del sur de Luisiana, en el sureste de EE.UU., sufren este miércoles la amenaza de serias inundaciones y los cortes generalizados de luz debidos a las copiosas lluvias y fuertes vientos que está dejando a su paso Francine, que tocó tierra esta tarde en ese estado como huracán de categoría 2.
El ciclón, el cuarto de la temporada atlántica, entró a Estados Unidos por la localidad de Terrebonne, a unos 45 kilómetros al sur-suroeste de Morgan City, con vientos máximos sostenidos de 155 kilómetros por hora (100 millas por hora).
El mayor temor que supone Francine, ahora degradado a categoría 1, es la marejada ciclónica que genera a su paso, que podría hacer subir el mar hasta 3 metros por encima de su nivel habitual e inundar zonas costeras de Luisiana o incluso de la vecina Texas.
Marejadas ciclónicas, el gran temor
El NCH advirtió en una reciente actualización del “peligro para la vida” que entrañan la marejada ciclónica, los vientos huracanados y las intensas lluvias que arroja Francine en partes del sur de Luisiana.
Para alivio de los residentes en las zonas cercanas a los diques, los expertos del NHC señalaron que no se espera que las marejadas representen una amenaza para el sistema de resguardo de los canales, aunque “es posible que se produzcan algunos desbordes de los diques locales”.
Los meteorólogos pronostican que Francine se debilite rápidamente tras tocar tierra y que el sistema se convierta en un fenómeno postropical el jueves por la noche o el viernes.
El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, declaró en las pasadas horas el estado de emergencia para facilitar la distribución de ayuda y recursos y de esta forma asistir a quienes resulten afectados por Francine.
“Estamos en la hora H en la que el huracán hará su impacto en Luisiana (…) Estamos listos para responder a lo que Francine nos traiga. Ahora es el momento de quedarse en casa y quedarse quietos”, dijo Landry en su última conferencia de prensa previa a la llegada a tierra del huracán.
La Guardia Nacional del estado ha recibido órdenes de socorrer a la zonas que pudieran verse más afectadas por Francine con alimentos y agua por medio de 400 vehículos diseñados para superar aguas altas, cerca de un centenar de lanchas y medio centenar de helicópteros.
Por su parte, Sharon Weston Broome, la alcaldesa-presidenta del municipio de East Baton Rouge, en el sureste de Luisiana, emitió este miércoles una “declaración de emergencia por desastre”, mientras que las escuelas y las oficinas del gobierno local de esta demarcación se mantendrán cerradas los días miércoles y jueves.
De acuerdo a la web especializada PowerOutage, unas 110.000 viviendas y oficinas se hallaban sin energía poco después de que el ojo de Francine tocará tierra.
Cuidado con el tendido eléctrico caído y los generadores
Mientras los residentes de Luisiana se resguardan debido a Francine, Keith Turi, el administrador de la Asociación Federal de Gestión de Emergencias advirtió sobre los posibles peligros a raíz del fenómeno meteorológico.
“Lo que mucha gente no sabe es que algunos de los momentos más peligrosos son las horas posteriores a que pasa la tormenta, cuando hay grandes inundaciones o líneas eléctricas caídas o incluso cuando se opera un generador” sin hacerlo de manera segura y alejado de la casa, advirtió Turi a ABC News.
Es posible que se produzcan algunos tornados durante esta noche en partes del sureste de Luisiana, el sur de Misisipi, el sur de Alabama y el Panhandle de Florida, zonas que caen bajo el radio de acción del huracán.
Francine es el décimo huracán que toca tierra en Luisiana desde el año 2000, y el tercero en hacerlo en Terrebonne.
El anterior sistema ciclónico que se formó esta temporada en el Atlántico fue Ernesto, que llegó a ser un huracán de categoría 2 y causó graves inundaciones y apagones en Puerto Rico, lo mismo que estragos en las Islas Bermudas.
Ya son cuatro los huracanes que se han formado en lo que va de temporada atlántica -que comenzó el pasado 1 de junio y termina el 30 de noviembre- junto con Beryl, Debby y Ernesto.
Beryl alcanzó rápidamente la mayor categoría, la 5, causando destrucción y muerte en el Caribe y Estados Unidos.
Se prevé que esta temporada de huracanes en el Atlántico sea una de las más activas e intensas en décadas, con la formación de hasta 25 tormentas y 13 huracanes.