Washington, 18 abr (EFE).- El Gobierno estadounidense negó este martes haber “perdido” a 85.000 menores migrantes no acompañados que llegaron a su frontera desde México, aunque no ofreció cifras de a cuántos les ha seguido la pista tras haber sido entregados a un familiar o tutor legal.
“Me gustaría dejar esto claro: no hemos perdido a nadie”, apuntó la directora de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), Robin Dunn Marcos, ante el Comité de Vigilancia y Rendición de Cuentas de la Cámara de Representantes estadounidense.
Dunn fue interrogada a raíz de una investigación del diario The New York Times del pasado marzo, según la cual en 2022 la cifra de menores no acompañados que entraron a Estados Unidos alcanzó los 130.000, el triple que cinco años antes.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) es el organismo encargado de garantizar que sus tutores, aquellas personas que asumen su cuidado, los mantengan y protejan de la trata o la explotación.
Pero según el rotativo estadounidense, aunque el HHS comprueba el estado de todos los menores con una llamada un mes después de que estos hayan encontrado un nuevo hogar, a lo largo de 2021 y 2022 la agencia no logró contactar con más de 85.000 niños.
“La autoridad de la ORR termina cuando son entregados a un tutor. Sin embargo, su preocupación no acaba ahí. Hay una serie de medidas en marcha con las que intentamos mantener el contacto”, dijo Dunn sin ofrecer más datos.
En su testimonio escrito publicado antes de su comparecencia, apuntó que más del 85 % de los 127.447 menores no acompañados entregados a “patrocinadores”, como EE.UU. denomina a las personas que asumen el cuidado de esos menores, en el año fiscal 2022 se quedaron con un familiar cercano, de los cuales más de un tercio acabó con alguno de sus padres o con un tutor legal.
Menos del 15 % de los niños que dejaron de estar bajo la custodia del ORR en ese año fueron a casa de un familiar lejano o de una persona con la que no tenían parentesco.
En la primera mitad del año fiscal 2023, según añadió, la ORR ha encontrado un hogar para 58.735 menores y el tiempo medio en el que un niño o adolescente está en sus instalaciones no supera el mes.
“Sabemos que el mejor lugar para un niño es con una familia y una comunidad. Nos aseguramos de que tanto los niños como los patrocinadores sepan de la existencia de nuestro centro nacional de llamadas, una línea disponible las 24 horas que puede ofrecer distintos recursos”, añadió la directora de la ORR.
El legislador republicano Glenn Grothman, presidente de ese comité, acusó a la Administración de Joe Biden de ejercer una política de “fronteras abiertas” que “ha creado una crisis humanitaria que impulsa a los traficantes de niños”.
Muchos de esos menores, recalcó, han tenido que pagar los gastos del viaje o endeudarse con los cárteles para llegar a Estados Unidos, y otros tantos se han visto obligados a abandonar la escuela y a ponerse a trabajar para pagar la deuda.
The New York Times había afirmado que aunque el Ejecutivo federal contrata a agencias de bienestar infantil para que supervisen la situación de algunos menores considerados en alto riesgo, los asistentes sociales de esas agencias sostienen que el HHS suele ignorar las señales “evidentes” de explotación laboral.
“La ORR no monitorea ni rastrea el paradero de los menores después de que dejen de estar bajo nuestro cuidado. Sin embargo, estamos muy comprometidos con seguir brindando servicios de apoyo posterior”, se limitó a decir Dunn.