Washington, 2 dic (EFE).- Estados Unidos predijo este viernes que la economía rusa no se recuperará hasta al menos 2030 al nivel anterior al inicio de la invasión de Ucrania el pasado febrero e instó a la comunidad internacional a trabajar de forma conjunta para afrontar las interrupciones en las cadenas de suministro.
La economista jefe del Departamento de Estado, Emily Blanchard, precisó en una rueda de prensa que incluso entonces se calcula el PIB ruso será un 20 % inferior a lo que podría haber sido de no haber iniciado la guerra.
La Administración estadounidense basa sus análisis en datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y en otras previsiones del sector privado, pero admite que hacer cálculos es complicado porque desde que se desencadenó el conflicto las instituciones rusas han retirado “rápidamente” datos o han dejado de registrarlos.
La economía rusa se encuentra en recesión, ya que se contrajo un 4,1 % en el segundo trimestre y un 4 % en el tercero, tras crecer un 3,5 % en los primeros tres meses del año. El viceprimer ministro ruso, Andréi Beloúsov, pronosticó el pasado 18 de noviembre una contracción de la economía nacional para 2023 de en torno al 2,8 %.
Blanchard apuntó que la dificultad que Rusia atraviesa a la hora de importar bienes esenciales debido a las sanciones internacionales solo va a empeorar su situación.
El éxodo del país de trabajadores altamente cualificados también se prevé que tenga un efecto negativo tangible en su economía, en sectores clave como las telecomunicaciones, la ingeniería, las finanzas o la investigación científica.
La fuga de capital privado, necesario para las inversiones y el desarrollo del país, se suma de forma negativa a la ecuación, que a su vez ha afectado a la economía global por su impacto en los precios de los alimentos y la energía, y en la cadena de suministro.
La economista coincidió además con que el tope al precio del petróleo ruso de 60 dólares el barril acordado por los países de la Unión Europea (UE) es “el mejor”. El bloque comunitario alcanzó este viernes un acuerdo para fijar un tope como parte de las represalias contra Moscú acordadas junto al G7 por la guerra contra Ucrania.
Ese acuerdo político garantiza que, si el precio de mercado baja de 60 dólares el barril, el tope se actualizará de tal forma que al menos esté un 5 % por debajo del que tenga en el mercado y está pensado para reforzar el efecto de las sanciones contra el Kremlin.