Washington, 15 ene (EFE).- Estados Unidos tachó este lunes de “imprudentes” e “imprecisos” los ataques que la Guardia Revolucionaria de Irán perpetró en las últimas horas en Irak y Siria.
Adrienne Watson, una de las portavoces de la Casa Blanca, dijo a EFE que no hay heridos entre el personal estadounidense en Irak y Siria y tampoco se han registrado daños en instalaciones estadounidenses.
“Continuaremos evaluando la situación, pero las indicaciones iniciales sugieren que fue un conjunto de ataques imprudentes e imprecisos. Estados Unidos apoya la soberanía, independencia e integridad territorial de Irak”, afirmó Watson.
En las últimas horas, la Guardia Revolucionaria de Irán ha atacado con misiles balísticos objetivos vinculados al grupo terrorista Estado Islámico (EI) y “espías del régimen sionista (Israel)” en territorio de Irak y Siria, lo que ha causado la muerte de al menos dos civiles.
La Guardia Revolucionaria informó en sus redes sociales de estos ataques, según reportan los medios iraníes Borna News y Press TV, mientras que fuentes de seguridad iraquíes confirmaron a EFE que al menos ocho misiles cayeron cerca del consulado de los EE.UU -un edificio en construcción- en Erbil, en el Kurdistán iraquí, y dejaron dos civiles muertos y cuatro heridos.
Estos ataques son una respuesta al doble atentado suicida en el que murieron 94 personas el 3 de enero en la ciudad iraní de Kerman, cerca de la tumba de Qasem Soleimani, general iraní que encabezaba la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria hasta que fue asesinado por los EE.UU en 2020 en un bombardeo en Irak.
El grupo terrorista Estado Islámico reivindicó el ataque, uno de los atentados contra civiles más brutales cometidos en décadas en Irán, apenas horas después de las explosiones.
Desde entonces, Irán ha detenido a unas 35 personas vinculadas con el ataque, y ha afirmado que al menos uno de los terroristas suicidas era un “israelí con nacionalidad tayika”.
La Guardia Revolucionaria también mencionó que los ataques contra Irak y Siria son una respuesta al ataque en el que murieron 11 policías en la ciudad de Rask de la conflictiva provincia de Sistá Baluchistán el pasado diciembre, y que fue reivindicado por el grupo suní Yeish al Adl, opuesto al régimen chií de Teherán.
Tras el atentado de Kerman de enero, se han alzado voces en el país persa que han criticado al Gobierno y la las fuerzas de seguridad por supuestamente no tomar medidas reales ante uno de los mayores ataques en suelo iraní.
El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, llamó la semana pasada a “machacar” a los responsables “ocultos” del atentado, en una aparente referencia a Estados Unidos e Israel.