Washington, 17 ago (EFE).- Las autoridades sanitarias de Estados Unidos continúan relajando las restricciones por la pandemia de covid-19 pero cada vez más datos apuntan a que un gran número de contagios pasan desapercibidos, lo que podría estar contribuyendo a la aparición de nuevas variantes.
Esta es al menos la conclusión de un estudio, publicado este miércoles en la prestigiosa revista médica Jama, que demuestra que más de la mitad de las personas infectadas con la variante ómicron en un hospital de Los Ángeles (California) nunca se enteraron de que tenían la enfermedad.
“Resulta que más de la mitad de esta gente no lo sabía. Y cuando intentamos fijarnos en las razones de su desconocimiento, vimos que la mayoría no tuvieron síntomas”, explica a Efe una de sus principales autoras, la doctora Susan Cheng.
Para el estudio, Cheng y un equipo de investigadores del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles analizaron los anticuerpos de 210 pacientes y trabajadores sanitarios durante el pico de infecciones de ómicron, entre diciembre de 2021 y mayo de 2022.
Después cotejaron esos datos con las respuestas a un cuestionario de salud que el hospital lleva realizando desde el final de la ola de la variante delta (septiembre de 2021) como parte de un estudio a largo plazo sobre la covid-19.
¿COVID O RESFRIADO?
Según explica la doctora, más allá del gran número de asintomáticos, una parte importante de las personas que notaron síntomas compatibles con covid durante el período de estudio los achacaron a un resfriado común.
“Algo que, probablemente, lleva sucediendo durante toda la pandemia”, aventura.
Cheng considera que los hallazgos tienen sentido desde un punto de vista lógico, ya que ayudarían a explicar, al menos en parte, el rápido avance de ómicron, cuya capacidad para evadir la inmunidad de las vacunas y la relativa levedad de los síntomas que provoca han ayudado a convertirla en la variante dominante a nivel mundial.
Sin embargo, el hecho de que para la mayoría de la población la variante no suponga un grave peligro (gracias también a la inmunidad proporcionada por las vacunas) no significa que haya llegado el momento de tomarse la covid menos en serio.
Cheng explica que para un grupo de gente determinado, entre los que se incluyen las personas con el sistema inmune comprometido por estar sometidos a un tratamiento de quimioterapia contra el cáncer, la enfermedad todavía supone un gran riesgo.
Además, hay un grupo de personas que, por motivos que todavía no se conocen demasiado bien, tienen más probabilidades de reinfectarse, es decir, que pueden contraer la enfermedad varias veces.
CONCIENCIAR PARA PREVENIR
Por estos motivos, la doctora considera necesaria una mayor labor de concienciación para mantener comportamientos sociales (como el uso de mascarillas frente a personas de riesgo) que muchos están deseando ya dejar atrás, junto a los peores meses de confinamientos y restricciones.
Es por eso, en parte, que los investigadores del Cedars-Sinai tratan de añadir su granito de arena a la multitud de estudios e investigaciones sobre la covid, después de más de dos años de pandemia que han hecho que la mayoría de la gente se canse de escuchar malas noticias.
“Si le das a la gente información basada en datos, y la capacidad de decisión y la autonomía para decidir qué hacer con esta información, el ideal es que la mayoría de la población tomará decisiones inteligentes para sí mismos y para los demás”, confía.
Cheng responde así a la reciente decisión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de relajar aún más los requisitos para la gente infectada de covid, eliminando incluso la obligación de hacer una cuarentena en el caso de dar positivo.
Para la experta, lo ideal sería que esta decisión viniera acompañada de una mayor capacidad de testeo público a través de pruebas rápidas de antígenos, que si bien no son del todo fiables a la hora de detectar la enfermedad en personas asintomáticas, continúan representando “la herramienta más poderosa” para identificar contagios.