Washington, 14 mar (EFE).- La cifra de personas que reciben tratamiento contra el VIH a través del Plan Presidencial de Emergencia para el Alivio del Sida (PEPFAR) de EE.UU. se ha multiplicado por 300 en las dos últimas décadas, informaron este martes los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Su informe muestra que el número de pacientes que reciben terapia antirretroviral contra el VIH en distintos países a través del PEPFAR pasó de 66.500 individuos en 2004 a más de 20 millones en 2022.
El director de la División de VIH y Tuberculosis Mundial, Hank Tomlinson, aseguró en rueda de prensa que el programa ya alcanza la cifra de 25 millones de vidas salvadas. En lugares como Uganda, el tratamiento ha evitado más de 600.000 muertes.
El PEPFAR es un programa mundial iniciado en 2004 por el entonces presidente George W. Bush (2001-2009) y, desde su lanzamiento, el Gobierno estadounidense ha invertido más de 100.000 millones de dólares en más de 50 países, de acuerdo con cálculos del Departamento de Estado.
Tomlinson señaló que, si bien las tasas de supresión de la carga vírica han alcanzado el 95 % en general, determinados grupos -incluidas las personas embarazadas y en periodo de lactancia, los niños, los adolescentes y los presos- aún no han logrado tasas comparables.
Los datos también muestran que las tasas de supresión de la carga viral en la población son más bajas en los hombres que practican sexo con hombres que en las mujeres, así como más bajas en los jóvenes que en los mayores.
“Queremos diseñar programas y prestar servicios que tengan realmente a las personas y a los pacientes en el centro y hacerlos accesibles, deseables y disponibles para que la gente participe en ellos”, defendió Tomlinson, quien también abogó por “reducir el estigma y la discriminación entre los proveedores de servicios”.
La directora adjunta de los CDC, Debra Houry, recordó el objetivo de Estados Unidos para 2030 de eliminar el VIH como amenaza para la salud pública mundial, para lo que hay que “abordar de frente las desigualdades en materia de salud, reforzar los sistemas de salud pública y aprovechar el compromiso compartido”.
Tomlinson añadió que los organismos encargados de programas mundiales de lucha contra el VIH han recibido en la última década una “financiación que no ha variado” y confió en que los CDC sigan teniendo apoyo económico bipartidista.