Los Ángeles, 14 jun (EFE).- La coalición Stand.earth denunció este miércoles violaciones de los derechos humanos, incluyendo esclavitud infantil, como también graves estragos ambientales por parte del gigante agrícola estadounidense Cargill en Latinoamérica, África y otras regiones.
Las denuncias hacen parte del informe “A Grain of Truth” (Un grano de verdad), divulgado hoy en Wayzata (Minnesota), sede de la que es considerada la mayor empresa agrícola del mundo.
La coalición ambientalista documenta las promesas incumplidas de Cargill en cuanto a medioambiente y derechos humanos desde 2014, cuando la compañía se comprometió por primera vez con la ONU a poner fin a la deforestación en su cadena de suministros.
Muestra que su operación está vinculada con la destrucción de bosques en Brasil, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Bolivia, Guatemala, Argentina, Paraguay, Ghana y Costa de Marfil.
“En Brasil, la compañía está ligada a incendios forestales y remoción de vegetación en la selva amazónica y en el Cerrado, la mayor sabana tropical de Suramérica. Este ecosistema alberga 5 % de la biodiversidad mundial y almacena unos 13.700 millones de toneladas de bióxido de carbono”, indica el documento.
Subraya que desde 2014, la deforestación tropical se ha incrementado en un 40 %.
Marcel Gomes, secretario ejecutivo de Repórter Brasil, una organización periodística sin fines de lucro, dijo a EFE que sus investigaciones de las últimas décadas “han demostrado cómo Cargill y varias otras multinacionales fallan en monitorear a sus proveedores y siguen comprando a los deforestadores”.
A nivel mundial, 33 millones de hectáreas (81 millones de acres) de bosque tropical primario se han perdido desde 2014, una superficie alrededor de una vez y media el tamaño de Minnesota, expone el informe.
También denuncia que, aunque Cargill ha prometido frenar sus abusos contra los derechos humanos, la empresa negocia en todo el mundo con socios que violan los derechos de los jóvenes y los indígenas, y son culpables de corrupción, violencia e intimidación.
LA EXPLOTACIÓN DEL CACAO
El informe refiere que en 2001, Cargill y otros productores de cacao reconocieron la existencia de trabajo infantil forzado en esa industria y prometieron eliminarla.
Sin embargo, según Stand.earth, en 2010 “sus ambiciones se encogieron” y el objetivo se limitó a una reducción de 70 % de “las peores formas de trabajo infantil” en Costa de Marfil y Ghana, que añade que Cargill no ha cumplido siquiera esa meta.
La coalición cita un estudio patrocinado por el Departamento del Trabajo de EE.UU. según el cual el número de niños que cosechan cacao en ambas naciones ha aumentado desde el compromiso, mientras Cargill expandía su operación en Costa de Marfil con la construcción de la mayor molienda de ese producto en África.
Costa de Marfil y Ghana representan el 65 % de la producción mundial de cacao, y según los datos más recientes hay más de 1,5 millones de niños cosechando cacao en esos países, 95 % de ellos realizando trabajos peligrosos, dice la investigación. Cargill es el mayor exportador de cacao desde Costa de Marfil y el segundo mayor desde Ghana.
El reporte incorpora revelaciones de una investigación de Repórter Brasil, las cuales muestran que Cargill y otros grandes comerciantes compraron soya y maíz cultivados ilegalmente en tierras indígenas protegidas y luego “lavaron” los granos para que parecieran legales.
Los delegados de Stand.earth entregaron en las oficinas de Cargill-MacMillan una carta en la que la agrupación insta a la familia dueña de la compañía a asumir responsabilidad por las acciones de la empresa. Esta además fue publicada en los periódicos The New York Times y Minneapolis Star Tribune.
“Cargill ha crecido desde un modesto almacén de grano en 1865 hasta convertirse en la mayor corporación multinacional en el sector alimentario, con profundos lazos con la destrucción de la naturaleza y abusos contra los derechos humanos que la compañía y sus ejecutivos se niegan a remediar”, dijo Todd Paglia, director ejecutivo de Stand.earth.
“Hacemos un llamado a la familia Cargill-MacMillan para que obligue a la compañía a cumplir sus propios compromisos. Su responsabilidad como dueños requiere que lleven a la compañía a defender los derechos humanos y proteger el mundo natural”, acotó el directivo de esa entidad internacional con oficinas en Canadá y Estados Unidos.
La organización de derecho ambiental ClientEarth, con sede en Londres, presentó una denuncia ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) acusando a Cargill de no hacer lo suficiente para asegurar que la soya que compra a agricultores en Brasil no contribuya a la deforestación y a violaciones de los derechos humanos.
La denuncia, presentada el mes pasado, constituye la primera acción legal contra la compañía. E