Washington, 30 dic (EFE).- El apoyo a Ucrania frente a Rusia, la rivalidad con China y las sanciones contra Irán han centrado este 2022 la política exterior del Gobierno de Joe Biden en Estados Unidos, que intenta recuperar el papel de líder global que considera perdido durante el mandato de su antecesor, Donald Trump.
“El mundo no se organiza solo. Si Estados Unidos no está liderando y organizado, entonces lo hará otro o no lo hará nadie. Ninguna de estas dos opciones son buenas para nosotros”, resumió el secretario de Estado, Antony Blinken, en una rueda de prensa para hacer balance del año.
Estos son cinco momentos destacados de la política exterior estadounidense en 2022.
1- LA INVASIÓN DE UCRANIA: VUELVE LA GUERRA FRÍA
La inteligencia estadounidense lo había advertido desde principios del año ante la incredulidad de las cancillerías europeas, pero finalmente ocurrió: el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó el 24 de febrero una invasión a gran escala de Ucrania que volvió a poner la tensión entre occidente y Moscú a niveles de la guerra fría.
La respuesta de Estados Unidos ha sido, por un lado, armar al Gobierno de Kiev para que se defienda, gracias a lo cual Ucrania ha podido resistir la invasión y ha facilitado una imagen impensable meses atrás: la visita a Washington en diciembre del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Por otro lado, Washington se ha coordinado con sus socios europeos y occidentales para sancionar a Rusia y aislarla del sistema económico internacional, pero con ello se agravó la crisis energética y alimentaria global.
2- CHINA Y TAIWÁN: EL INCENDIARIO VIAJE DE PELOSI
Aunque Ucrania ha ocupado buena parte de los titulares, la Administración de Biden insiste que su principal prioridad es la rivalidad con China, país con el que se ha propuesto “competir de forma responsable”.
Sin embargo, un viaje sorpresa y relámpago de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, a Taiwán puso en vilo al mundo en agosto, puesto que China lo interpretó como una provocación e intensificó la presión militar sobre la isla, a la que Pekín considera una provincia rebelde.
La Administración de Biden se ha comprometido con la defensa de la isla, pero argumenta que no ha cambiado su política de “una sola China” ni planea reconocer la independencia de Taiwán.
3- ARABIA SAUDÍ: UN SALUDO EN BUSCA DE PETRÓLEO
Otra imagen inesperada fue el saludo de Biden con el príncipe heredero y hombre fuerte de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, a quien el presidente estadounidense había prometido tratar como un “paria” por la muerte del periodista Jamal Khashoggi.
Ambos se reunieron en julio pasado en Yeda, donde Biden viajó para pedir a los saudíes un aumento de la producción de petróleo para frenar el alza de precios de los combustibles, en una visita muy criticada por defensores de los derechos humanos.
Pero la reunión no dio los frutos esperados para Biden, ya que Arabia Saudí y Rusia cerraron un acuerdo para recortar el bombeo de crudo, motivo por el que Washington ha decidido hacer una “revisión” de su relación con el país árabe, su tradicional aliado en Oriente Medio.
4- IRÁN: SIN ACUERDO NUCLEAR A LA VISTA
Durante varios meses, Estados Unidos e Irán estuvieron negociando, con la intermediación de la Unión Europea (UE), para revivir el pacto de 2015 que limitaba el programa nuclear de Teherán y del que se salió la Administración de Trump.
Cuando parecía que las conversaciones llegaban a buen puerto, el Gobierno iraní exigió que la ONU cerrara una investigación en su contra sobre uranio no declarado. Desde entonces, Washington da por muertas las negociaciones.
Además, Estados Unidos ha intensificado durante el último trimestre las sanciones contra la república islámica por haber suministrado drones a Rusia para la guerra en Ucrania y por la represión de las protestas antigubernamentales.
5- LATINOAMÉRICA: UNA CUMBRE CON EXLUIDOS
Biden fue el anfitrión en junio de una deslucida Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles que tuvo como principal objetivo abordar la gran crisis migratoria que sufre el continente.
La decisión de Estados Unidos de excluir del cónclave a Cuba, Venezuela y Nicaragua por no ser democracias, aunque están entre los mayores emisores de migrantes, fue ampliamente criticada e incluso el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, lideró un boicot de protesta al que se sumaron otros mandatarios.
Washington logró arrancar el compromiso de una veintena de países para que frenen los flujos migratorios que se dirigen a Estados Unidos, mientras los tribunales estadounidenses debaten la normativa vigente que permite expulsar de forma exprés a los indocumentados en la frontera.