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Washington, 28 jul (EFE).- El tiempo que una persona permite a su mente divagar puede ayudarle a resolver problemas, realza su creatividad y le ayuda a encontrar sentido en la vida, según un estudio divulgado este jueves por la Asociación Estadounidense de Psicología que recomienda dejar a un lado tanto aparato.
“Los humanos tienen una capacidad asombrosa para sumirse en su propio pensamiento”, dijo Aya Hatano, de la Universidad de Kyoto (Japón) y autora principal del estudio.
“Nuestra investigación indica que los individuos tienen dificultades para apreciar cuán absorbente puede ser el pensar”, añadió. “Ello podría explicar por qué la gente prefiere ocuparse con aparatos y otras distracciones en lugar de tomarse un tiempito para la reflexión y la imaginación en la vida diaria”.
Los investigadores realizaron una serie de experimentos con 259 participantes y compararon las predicciones de cuánto estas personas disfrutaban, simplemente, el sentarse y pensar, con su experiencia real al hacerlo.
Con las conclusiones de los experimentos a la vista el equipo de Hatano encontró que la gente disfruta el tiempo pasado con sus pensamientos significativamente más de lo que esperaban.
La conclusión fue válida en la variedad de experimentos en los cuales los participantes se sentaron en una sala de conferencias vacía, o en un área oscura sin estímulo visual, ya fuese que los períodos fueran de tres a veinte minutos.
En una variación de los experimentos, los investigadores pidieron a los participantes que informaran su grado de goce a mitad de camino de la tarea, en lugar de esperar a que terminara.
En todos los casos, los participantes indicaron que disfrutaban el pensar más que lo esperado. En un escala de cero a siete grados, en promedio, los participantes calificaron su nivel de disfrute entre tres y cuatro.
Kou Murayama, de la Universidad de Tubongen en Alemania y uno de los autores del estudio, señaló que estos resultados tienen una importancia especial en nuestra era de sobrecarga de información y el acceso constante a las distracciones.
“Ahora es extremadamente fácil el ‘matar el tiempo’”, apuntó. “Ya sea que uno va en el ómnibus o en camino al trabajo, uno puede revisar su teléfono en lugar de sumirse en su propio pensamiento libre, porque uno predice que el pensar es aburrido”.
“Pero si esa predicción es errada, uno pierde la oportunidad de relacionarse consigo mismo sin tales estímulos”, dijo Murayama.
El artículo destaca que en estos experimentos no se les pidió a los participantes que calificaran el pensar como una tarea extremadamente agradable, sino simplemente si era más agradable que lo que pensaban que sería.
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