Naciones Unidas, 24 mar (EFE).- La Conferencia del Agua, que hoy se clausura tras tres días de trabajos en la sede de la ONU, ha sumado hasta el momento 700 compromisos por parte de los asistentes, tanto gobiernos como sector privado o hasta del mundo académico, pero no son vinculantes, por lo que es importante observar ahora su evolución en el futuro.
El Vicesecretario General de Asuntos Económicos y Sociales, Li Junhua, explicó hoy en rueda de prensa que estos compromisos son “solo el principio”, pues queda abierta una plataforma hasta el 1 de mayo en la que será posible ir sumando nuevos proyectos, y abogó por que entre mayo y septiembre -fecha de la Asamblea General de la ONU- las partes concreten sus compromisos en “acciones transformativas” concretas.
Li se dijo “impresionado” por el enorme interés que ha generado el tema, al atraer a Nueva York a más de 10.000 participantes -contando a gobiernos nacionales, regionales y locales; ONGs, universidades y todo tipo de organismos- que han participado en más de 200 sesiones de trabajo.
“El agua une al mundo”, afirmó Li.
Por su parte, el Enviado Especial de Holanda (país que junto a Tayikistán ha sido el coorganizador del evento), Henk Ovink, señaló en la misma rueda de prensa que el “plan de acción” que saldrá de esta conferencia y las políticas de aplicación solo podrán ser exitosos si tienen tres características: ser inclusivos, intersectoriales y orientados a acciones concretas, pero esto va a depender de la voluntad de todas las partes.
Es muy importante -recalcó- que todos estos compromisos tengan mecanismos de evaluación y validación para poder certificar su cumplimiento a medio plazo, y que en ello se impliquen el mundo empresarial y también el científico, en este último caso para proveer datos con los que vigilar todo lo relativo al agua y el avance en las políticas de protección.
Tanto Li como Junhua insistieron en el hecho de que esta conferencia debe ser vista como “el principio de un proceso” y no el final -como es el caso de las COP climáticas, que arrancan con objetivos muy precisos-, y en que ese proceso significa, por ejemplo, que el agua pase a ser considerada como elemento central en cada vez más políticas (climática, alimentaria o de salud, por poner ejemplos).
Se da por hecho que esta tarde el Secretario General António Guterres anunciará el nombramiento de un Enviado Personal para el Agua, reclamación que ya le han hecho 149 países, que consideran que ese cargo, con cierto poder ejecutivo, será la forma más eficaz de avanzar en políticas de protección hídrica.