Washington, 7 feb (EFE).- El óxido de etileno, un gas cancerígeno y poco monitoreado, presenta una amenaza para la salud pública y en particular para las comunidades marginadas en todo el país, afirmó este martes la Unión de Científicos Conscientes (UCS, por su sigla en inglés).
“La amenaza que representa el óxido de etileno es especialmente peligrosa, ya que muchas personas ni siquiera saben que viven cerca de instalaciones que emiten este gas tóxico”, indicó Darya Minovi, analista sénior del Centro para la Ciencia y la Democracia de la UCS y autora principal del informe.
Las áreas metropolitanas de Atlanta, Baltimore, Dallas-Fort Worth, Denver, El Paso, Los Ángeles, Minneapolis-St-Paul, Phoenix, Richmond, San José, Temecula y Virginia Beach tienen dos o más de estas instalaciones en un radio de 16 kilómetros (10 millas).
Los investigadores de UCS identificaron como dos fuentes principales del óxido de etileno las instalaciones que utilizan este gas para esterilizar equipos médicos y alimentos, y ciertas instalaciones que lo emplean para fabricar otros productos químicos.
Según la UCS este tipo de instalaciones suele operar cerca de comunidades marginadas, y alrededor de estas instalaciones, en un radio de 8 kilómetros (5 millas), viven 14,2 millones de personas.
De estos residentes casi el 60 % se identifica como personas de color, el 31 % tiene bajos ingresos, y el 8 % tiene un dominio limitado del idioma inglés, añadió el informe.
La UCS añadió que el riesgo estimado de desarrollar cáncer como resultado de las sustancias tóxicas en el aire de la áreas censales donde se encuentran esas instalaciones es, en promedio, de 60 casos por cada millón de habitantes.
“Esto es una cifra tres veces más altas que la media nacional y el óxido de etileno es un factor importante en el riesgo general de desarrollar cáncer”, agregó el informe.
Las áreas metropolitanas de Atlanta, Baltimore, Dallas-Fort Worth, Denver, El Paso, Los Ángeles, Minneapolis-St-Paul, Phoenix, Richmond, San José, Temecula y Virginia Beach tienen dos o más instalaciones en un radio de 16 kilómetros (10 millas).
“Muchos esterilizadores parecen bodegas y la contaminación que emiten es invisible”, explicó Minorvi. “No se requiere un monitoreo del aire cerca de las fábricas químicas ni existen normas que limiten las fugas o las emisiones accidentales”.
El público necesita estar informado sobre los riesgos de la exposición, a largo plazo, al óxido de etileno y la Administración de Protección Ambiental (EPA) “tiene la responsabilidad de proteger la salud de todos”.
“La posibilidad de respirar de forma segura no debe depender de tu raza, tus ingresos ni del idioma que hables”, concluyó Minorvi.