Miami, 14 jul (EFE).- Las nuevas tecnologías pueden ser valiosas herramientas para fortalecer las democracias y la libertad de expresión, pero están siendo utilizadas como “combustible por los regímenes autocráticos” de todo el mundo para “espiar” y minar las libertades, coincidieron este jueves en Miami (Florida) varios expertos.
Asistimos a un avance tecnológico sin precedentes, “muy sofisticado”, que “está afectando y amenazando los principios de la democracia”, alertó Rony Abovitz, presidente y fundador de Sun and Thunder, en la segunda y última jornada de la Cumbre Concordia de las Américas.
Ante este panorama preocupante, Abovitz propuso la creación de una suerte de Convención Constitucional Global donde se debata el futuro tecnológico y su acomodación a los procesos democráticos, ya que actualmente se constata una situación “asimétrica” y la tecnología “está actuando en contra de la democracia” en muchos países.
“Soy pesimista y a la vez optimista”, es decir, hay compañías con “un poder excesivo tecnológico” que suponen una amenaza, pero “hay también probabilidades para “preservar la democracia en la tecnología” y, en ese sentido, soy optimista, explicó Abovitz.
En el panel, los expertos se mostraron de acuerdo en que la tecnología “usada por los líderes corruptos” para influir negativamente en la población y obstruir procesos democráticos.
“La democracia requiere informar a los ciudadanos, y, en ese contexto, la tecnología tiene un impacto: “Hemos comprobado casos en América Latina, por ejemplo, de “espionaje a los defensores de derechos humanos y periodistas independientes”, dijo, por su parte, Tamara Taraciuk, directora de Human Right Watch para las Américas.
Denunció Taraciuk el uso de la tecnología de Gobiernos de la región “para la vigilancia de la gente”.
El problema, precisó Taraciuk, es que “la tecnología va más rápido que la posibilidad de regularla” y sirve para “la concentración de poder en manos de los autócratas”.
Añadió que, si bien la tecnología puede usarse para el bien, “son muchos los países que usan estas nuevas herramientas para la vigilancia y control de periodistas independientes o defensores de los derechos humanos”, insistió.
Alberto Ibargüen, presidente de la John S. and James L. Knight Foundation, dijo que se trata de un “enorme mercado” y que hay que “usar la tecnología para defender la democracia” y pedir “responsabilidad y rendición de cuentas”, al tiempo que reconoció que, hoy en día, “es muy difícil para el ciudadano decidir” ante la avalancha de información, muchas veces errónea.
Taraciuk se refirió al “uso de la tecnología para defender la democracia” mediante imágenes satelitales, por ejemplo, sobre las acciones humanas que degradan el medioambiente o la “brutalidad y abuso policial” en las cárceles de Latinoamérica.
“Están son formas de reconstruir gracias a la tecnología lo que pasó y obtener pruebas que confirman una información sobre abusos” en un determinado lugar, apuntó.
A la postre, significa el uso de la tecnología para “fortalecer la democracia y verificar los hechos”, dijo Taraciuk.
Para Julio Frenk, rector de la Universidad de Miami (UM), la tecnología e Inteligencia Artificial entrañan un “gran desafío” y los departamentos universitarios investigan su alcance con el objetivo de “crear espacios de intersección” entre democracia y tecnología y “buscar la verdad”.
“Lo esencial es educar a las próximas generaciones de líderes en el espíritu de estos valores de democracia”, aseveró Frenk.