Tapachula (México), 31 ago (EFE).- Los centros nocturnos de entretenimiento, bares y cantinas de la frontera sur de México acogen a la nueva oleada de migrantes cubanos que han llegado al límite con Guatemala, en medio de crecientes peticiones de asilo y un aumento del flujo migratorio.
Antonio Armas Hernández, director el Marinero Men’s Club, expresó a EFE que desde hace más de cinco años, cuando aumentó por primera vez la migración cubana a Tapachula, ciudad fronteriza con Guatemala, estos establecimientos les ofrecen empleo mientras realizan su proceso de asilo y migración para regularizar su estancia.
“Aproximadamente el 98 % de los que han pasado por este negocio a trabajar son cubanos, hemos tenido uno o dos venezolanos, algunos que ya están de base son hondureños. Los migrantes en sí son cubanos, hemos tratado de darle esa oportunidad con asesoría, incluso de migración”, indicó el empresario.
Tan solo este agosto, al menos unas 150 personas han llegado a trabajar en este lugar, y en la última semana fueron unas 15 mujeres cubanas, mientras que otras van a continuar su tránsito por México.
Valeria, una migrante cubana de 30 años, se emplea de comisionista en el Marinero, lo que le permite sostener sus pagos de alquiler, alimentos, servicios y sus trámites migratorios en lo que está en Tapachula.
Incluso, puede enviar unos 1.500 pesos semanales (88 dólares) a su familia en Cuba.
“Mi meta es llegar a Estados Unidos, voy para Texas y allá quiero trabajar porque este trabajo me sirve de una base, aquí aprendemos muchísimo, para (después) poder trabajar allá y ayudar a la familia en Cuba y sacarlas del país. Estudiaba enfermería y lo dejé”, relató la mujer.
LOS CUBANOS SE REFUGIAN EN MÉXICO
Cuba es el tercer país de origen con más solicitudes de asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) del Gobierno, que registró un récord de casi 88.000 peticiones en los primero siete meses de 2023, de las que 7.462 fueron de cubanos.
Además, hay un repunte del flujo migratorio por México tras la caída inicial que provocó en mayo pasado la expiración del Título 42 de Estados Unidos, según reconoció este mes el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Entre las cubanas que han llegado a trabajar en la vida nocturna de Tapachula está Natasha, quien se dedica a atender a los clientes.
Ella llegó hace dos semanas la frontera sur de México, donde afirma que puede trabajar de forma segura en un cabaret a pesar de ser migrante.
“Me decidí a venir a este país, a pesar de las cosas, que Cuba es un país, bueno y tranquilo, (pero) la situación económica no es la mejor”, narró.
La joven se graduó en Epidemiología en Cuba, pero migró a México para cruzar su territorio, aunque se ha detenido unos meses para regularizar su proceso migratorio y seguir su travesía.
“(Quise) venir a México para poder ayudar a mi familia y salir adelante, México está muy bien. Sí quiero seguir a los Estados Unidos, (pero) si México me abre las puertas me quedaría”, apuntó.
EMPRESARIOS APOYAN A MIGRANTES
Armas Hernández, quien también forma parte de la asociación de Establecimientos y Entretenimiento de Tapachula (ASEET), señaló que la iniciativa nace porque tenían muchos migrantes guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.
Ahora, con la oleada cubana, afirmó que tratan de brindar un “empleo digno”, es decir, que según lo que trabajan tienen un sueldo y una comisión apropiada.
El empresario destacó que cerca del 80 % de los bares familiares en Tapachula emplean a cocineros, meseros y otras posiciones, en su mayoría, para la atención a clientes, con extranjeros.