Nueva York, 9 sep (EFE).- La marca Carolina Herrera presentó este lunes en la Semana de la Moda de Nueva York una colección de primavera 2025 marcada por las flores, tanto en estampados como en accesorios, y por un guiño a la pintora modernista Georgia O’Keeffe.
En la planta baja de un rascacielos ubicado en el distrito financiero, fanáticos de la moda y celebridades de la talla de Karlie Kloss se reunieron para ver lo nuevo de Wes Gordon, quien desde 2018 ocupa el cargo de director creativo en la empresa.
La colección tuvo como elemento central en casi todas sus prendas una flor, ya fuera en los tacones de las modelos, en sus cabellos, bordada o drapeada sobre sus vestidos.
La marca incluso recibió a sus invitados con una rosa colocada sobre las sillas y acompañada de una nota en la que se citaba a la pintora modernista Georgia O’Keeffe, que retrató flores de todos los tipos y colores.
“He descubierto que hay cosas que puedo decir mediante el color y las formas que no puedo decir de ninguna otra manera, cosas para las que no hay palabras”, decía la postal, escrita a mano.
Para el diseñador, de 36 años, esta frase resume a la perfección su “proceso de diseño y la colección en sí, la idea del lenguaje a través del color y las formas”, según dijo a un grupo de medios, entre ellos EFE, tras el desfile.
Su objetivo con esta colección era crear algo “escultórico, moderno y puro” pero a la vez “muy femenino”, por lo que la mayoría de sus prendas eran vestidos o faldas elegantes que se ceñían a la cintura de las modelos y resaltaban su delgada figura.
Un jardín de colores
Si en la primera mitad del desfile predominaron los colores negro y blanco, en el resto del desfile florecieron “como en un jardín” tonos mucho más vivos como el amarillo, el rosa chillón, el azul, el lila y el rojo.
“Estoy obsesionado con el color. Me encanta la idea de comenzar con algo nítido, gráfico y fuerte pero luego darle ese toque para que brille. El blanco y el negro son colores dramáticos, y en esta búsqueda de hacer ropa de manera sencilla a veces se tiende a quitar el color”, anotó.
Más allá de las flores, destacaron también las prendas con estampados de lunares que recordaban, por su forma, a los vestidos típicos de flamencas: ceñidos al cuerpo, con grandes mangas abullonadas y con una amplia falda de volantes.
También fueron protagonistas las chaquetas fucsias, los vestidos de gala elaborados con tul, los detalles de flores de croché en el bajo de las prendas o los míticos conjuntos de camisa blanca y pantalón o falda que caracterizan a Carolina Herrera.
Para el creativo, el objetivo no era otro que sorprender al público e “impactarle emocionalmente” con una explosión de colores y formas que, a pesar de la innovación, mantenía la elegancia y feminidad emblemáticas de la diseñadora venezolana.
Gordon, artífice de la modernización de la marca, dijo ver la moda como una “evolución constante” y señaló que ha empezado esta temporada igual que comenzó el otoño pasado: con los colores negro y blanco.
“Creo que cada colección lleva a la siguiente. Abrí la temporada de otoño con el negro y el blanco, y he llevado esa idea más lejos. Nunca hay un final en el proceso porque siempre se está moviendo. Para mí, se trata de ir siempre adelante, nunca hacia atrás”, expresó sonriente.