Tapanatepec (México), 9 ene (EFE).- Las siete horas de caminata, algunas bajo el intenso sol, para 30 kilómetros recorrido, en su paso por el estado de Oaxaca, sur de México, minaron físicamente este martes a una parte la caravana migrante ‘Éxodo de la pobreza’ que se reagrupó luego de que el Gobierno mexicano la disolvió hace una semana tras partir desde Chiapas como la más numerosa de 2023.
La caravana avanzó este día hacia San Pedro Tapanatepec, Oaxaca, con unos 1.000 migrantes animados, pero castigados física y mentalmente por el clima hasta clamar por ayuda humanitaria.
Para llegar a Tapanatepec, los migrantes recorrieron por más de siete horas 30 kilómetros de caminata, bajo un sol potente, desde las 05:00 horas hasta las 12:00 horas (11:00 a 19:00 GMT) con una temperatura de más de 30 grados Celsius en su paso sobre la carretera Transístmica.
En este municipio ubicado en la zona oriente del Istmo de Tehuantepec, los organizadores pidieron a las autoridades migratorias mexicanas la conformación de un corredor humanitario para evitar que cientos de familias, arriesguen sus vidas caminando en las carreteras.
Luis Rey García Villagrán, activista y quien encabeza la caravana, anunció en la localidad de Los Corazones, primera localidad oaxaqueña donde arribaron tras dejar atrás el vecino estado de Chiapas, que la caravana “no puede seguir más en las carreteras”.
“Vamos a pedirle (a las autoridades migratorias mexicanas) que nos brinden un corredor humanitario para que podamos llegar a la Ciudad de México de una manera ordenada y humana, sobre todo humana, que nos dejen pasar, si no nos quieren dar documentos, sí el Gobierno federal no nos quiere dar documentos que nos dejen pasar, ¿Por qué quieren que a fuerza caminemos?”, señaló.
En Tapanatepec, las autoridades municipales improvisaron un campamento para albergar, debajo de una lona y sobre un piso de tierra a cientos de migrantes que descansaron acostados en cartones, colchonetas y los más afortunados en tiendas de campaña.
Este espacio ubicado a unos 300 metros de la carretera Transístmica, no cuenta por el momento con servicios médicos y agua potable. Algunas personas de la municipalidad les proporcionaron comida y agua embotellada, mientras que la autoridad municipal proporcionó juguetes a decenas de niños y niñas que viajan con sus padres.
En este campamento descansó la familia venezolana de Natalie Padrón integrada por su esposo y sus tres hijas de ocho, cuatro y tres años. Las dos primeras presentan cuadros de desnutrición y la menor indicios de autismo.
Entrevistada por EFE, explicó que por la salud y los tratamientos de sus hijas son las razones por las que insisten en llegar a los Estados Unidos.
“Y es mejor intentar entrar a morirnos sin intentar entrar allá, sí nos quedamos en Venezuela pero para nadie es un secreto que en Venezuela no hay medicamentos, no hay trabajo, no hay nada”
Natalie, de 30 años, emigró también para retomar sus estudios que truncó en el segundo año de la carrera de medicina.
De acuerdo con los activistas que lideran la caravana, el contingente permanecerá en Tapanatepec por dos días, esperando una respuesta de las autoridades que les permitan viajar en autobuses y con salvoconductos expedidos por el INM a la Ciudad de México.
Este éxodo se da tras un inédito repunte migratorio en diciembre, cuando hubo más de 10.000 cruces irregulares diarios en la frontera entre México y Estados Unidos, donde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP) confirmó la llegada irregular de más de 2,2 millones de migrantes de enero a noviembre.