Washington, 27 jul (EFE).- El presidente estadounidense, Joe Biden, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, mostraron este jueves un frente unido con Ucrania, pero evitaron entrar en el polémico acuerdo que Italia suscribió en 2019 con China y del que Roma podría estar buscando ahora una salida.
“Le doy las gracias al pueblo italiano, le doy las gracias por apoyar a Ucrania. Su apoyo supone una gran diferencia”, afirmó Biden ante los medios de comunicación al inicio de su reunión con Meloni en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
El mandatario estadounidense agradeció a Meloni su “fuerte apoyo” al Gobierno ucraniano y su denuncia de las “atrocidades” que Rusia ha cometido en Ucrania desde que comenzó la invasión en febrero de 2022.
En respuesta, Meloni dijo sentirse “orgullosa” por el papel que ha asumido Italia en la guerra en Ucrania y recalcó que el país lo hizo porque “apoyar a Ucrania significa defender la coexistencia pacífica de los pueblos y de los estados”.
“Aunque algunos afirman que apoyar a Ucrania nos acerca a una nueva guerra mundial, eso no es cierto. Aquellos que creen en la paz deberían ser los primeros en apoyar la causa ucraniana”, enfatizó la primera ministra italiana.
Los dos líderes mostraron sintonía ante las cámaras y Biden llegó a decir que ambos se han hecho “amigos”.
El Gobierno italiano ha promovido la visita como una oportunidad para elevar el perfil internacional de Meloni, mientras que la Casa Blanca ha evitado hacer comentarios sobre la ideología ultraconservadora de la primera ministra, quien tiene fuertes diferencias con Biden sobre los derechos del colectivo LGTBIQ+ o el derecho al aborto.
Frente a los medios de comunicación, los dos líderes avanzaron que la reunión se iba a centrar en Ucrania, la inmigración procedente de África que llega a Italia, la Presidencia rotatoria del G7 que Italia asumirá en 2024 y en cómo mejorar las relaciones comerciales bilaterales.
“Hablaremos sobre cómo profundizar nuestra creciente conexión económica, que ha impulsado más de 100.000 millones de dólares (unos 91.082 millones de euros) en comercio el año pasado. En mi opinión, no hay razón por la que eso no pueda aumentar”, señaló Biden al inicio del encuentro.
Los dos, sin embargo, no hicieron ningún comentario público sobre la participación de Italia en el macroproyecto de infraestructuras de China, conocido como la Nueva Ruta de la Seda, al cual Italia se unió en marzo de 2019 bajo el Gobierno del entonces primer ministro italiano Giuseppe Conte (2018-2021).
El resumen que hizo la Casa Blanca del encuentro solo mencionó que Estados Unidos da la bienvenida a la mayor presencia de Italia en el Indopacífico y que los dos países se han comprometido a reforzar las consultas bilaterales y multilaterales sobre “las oportunidades y desafíos que China presenta”.
Meloni aún no ha anunciado si renovará durante cinco años más ese acuerdo con China, que expira en marzo de 2024. Sin embargo, poner fin a esa alianza acarrearía represalias comerciales del gigante asiático en un momento en el que Italia no puede permitirse contratiempos económicos.
Italia ha recibido presión para salir de ese acuerdo tanto de Estados Unidos, que ve a China como su mayor competidor, como de la Unión Europea (UE), que está intentando reducir su dependencia de China en varios sectores estratégicos, incluido el de las tecnologías.
“Un comercio libre y justo”, según la Casa Blanca, se mantiene como “una herramienta fundamental” para impulsar un crecimiento equilibrado de la economía global y beneficiar a la gente.
De su reunión salió además la intención de fortalecer su cooperación espacial con la creación de un nuevo espacio de diálogo que promueva la colaboración industrial, la voluntad de fortalecer su cooperación judicial o la intención de reforzar el trabajo conjunto en cuestión de inteligencia artificial o ciberseguridad.
Meloni es la última de los líderes del G7 en reunirse con Biden en la Casa Blanca.
La primera ministra y el presidente estadounidense han coincidido en varios foros internacionales, como la cumbre de la OTAN en Vilna en julio y la cumbre del G7 en Hiroshima en mayo, aunque su único encuentro a nivel bilateral fue en noviembre del año pasado en los márgenes de la cumbre del G20 en Bali.